Arriba y abajo con la Senyera

 

 

La Real Senyera ha cambiado tanto su recorrido a lo largo de la historia en la celebración del 9 d’Octubre, que si pudiéramos preguntarle qué opinión le merece tanto ir y venir de propuestas y enfrentamientos a cuenta de la procesión, se declaraba en huelga.

Ha ido allá donde el Ayuntamiento ha recalado y ha alternado su condición cívica con una condición religiosa que ahora sirve de punto de fricción.

Hace semanas el representante de Compromís en el Ayuntamiento, Joan Ribó, manifestó su interés por ser portador de la bandera. Y Barberá utilizó el poder que le concede la prerrogativa municipal para contestar contundente a la propuesta y legó el papel en alguien de su directa confianza. El motivo principal, más allá de partidos políticos según se explicó, está la negativa de Ribó a entrar a la Catedral amparado en su laicidad.

Así pues, ni la portó ni entró. Al igual que Amadeu Sanchis, del Esquerra Unida. Este comentaba con varios periodistas al finalizar el Te Deum ayer que todo este tema «estallará cuando haya un concejal de otra religión en el Ayuntamiento que quiera llevar la bandera». En opinión de la oposición, «la bandera podría dirigirse a una mezquita en lugar de a la Catedral de Valencia». «¿Y por qué no?», preguntaban retóricamente.

Barberá lo dijo claro hace días, mientras dependa de ella, la Senyera sale de casa y vuelve a ella sin abandonos ni parones. Es decir, quien no quiera participar del ritual católico, está fuera del juego.

Este 9 d’Octubre aprovechó para aclararlo un poco más: «El sentido de la entrada de la Senyera a la Catedral es el que le dio el propio Rey Don Jaume I», cuando se dirigió a ella para ofrecer y agradecer su Conquista. Argumento con el que pretende zanjar cualquier debate y duda.

Sin embargo, los socialistas expliron que su propuesta de sortear el papel de portador de la Senyera de entre un listado de concejales voluntarios «está siendo bien acogida» y que el objetivo «es la unidad y el consenso».

Al final, el PP dice que decide alcaldía (y según los cálculos seguirá siendo Barberá) y la Senyera ha de entrar por la Puerta de los Hierros. El PSPV propone un sorteo, con la división del itinerario para pasar por las manos de tres concejales y, dice, «es bien acogida» la idea. Mientras que Compromís y Esquerra unida no entra ni entrará al templo y se plantea qué pasaría si un judío o musulmán quisiera portarla. Aunque, todo sea dicho, también se responde: «Es una cuestión constitucional, no religiosa. Esa discriminación se lleva a Europa llegado el momento, y está ganado».

Más que hacer descender y ascender la Senyera el día de la Comunitat Valenciana, parece que la traen arriba y abajo tras una discrepancia política más. No hay descanso para la bandera, por mucho que haya regresado, un año más, a su urna.

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