Beteta estate queta, que la teta está seca

Decía el otro día el Secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, en su reciente visita a la Comunidad Valenciana, que la Generalitat Valenciana todavía tenía donde recortar y que desde el Gobierno de España “se lo vamos a exigir”, habida cuenta de la necesidad de cumplir con el objetivo del déficit del uno por cien marcado por el Ministerio de Hacienda para este año. Igualmente, volvía a dar carpetazo al deficiente modelo de financiación de la Comunidad. Las declaraciones del susodicho han cristalizado, por fin, el primer enfrentamiento en el seno interno del Partido Popular entre la dirección nacional de la formación y la autonómica que preside Alberto Fabra.

Así, fueron varias las contestaciones a las declaraciones realizadas por el secuaz de Montoro en defensa de nuestros intereses. Juan Carlos Moragues, conseller de Hacienda, indicó, respecto del objetivo del déficit que, sin ingresos extraordinarios era imposible cumplirlo; y respecto a los recortes adicionales, se opuso frontalmente a los mismos, afirmando que era imposible recortar puesto que “hemos tocado hueso”. Igualmente el Presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, mostraba su total apoyo a las declaraciones de su Conseller, señalando que ya no cabían más sacrificios por parte de los valencianos a la par que reclamaba un nuevo modelo de financiación que tratase a la Comunitat con la justicia que se merece. Recientemente se unían a las críticas la portavoz del gobierno valenciano, María José Catalá, y la coordinadora general del PPCV, Isabel Bonig.

Ciertamente, como señalaba Moragues, se hace imposible cumplir con el objetivo de déficit propuesto sin sacrificar más políticas sociales a costa de los que siempre pagan el pato, los ciudadanos. Y si tenemos en cuenta la infrafinanciación autonómica que padecemos, (el modelo de financiación autonómica produce un desfase para la Comunidad de 1.727 millones de euros, como señala la misma Conselleria de Hacienda), que la renta per cápita de los valencianos ha descendido a niveles de 1999 (así lo asegura el Catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, Joaquín Maudos hace unos meses) y que uno de cada cuatro valencianos ha caído por debajo del umbral de la pobreza (así lo revela el informe dado a conocer la semana pasada por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas y la Fundación Bancaja), parece claro que cumplir con el mismo sería no sólo un cataclismo, sino una auténtica inmoralidad.

Y si bien es cierto que no sabemos si este desplante patriótico, como señalaba Benigno Camañas, se debe al hartazgo de los valencianos con las humillantes declaraciones de Montoro y Beteta sobre la financiación autonómica y la deuda histórica, o porque el PPCV siente el aleteo del fracaso electoral, lo cierto es que, sea por el motivo que sea, todos y cada uno de los actores políticos, incluidos los ciudadanos, hemos de respaldar dichas manifestaciones en una justa reclamación de lo que nos pertenece y en contra de los abusos que se fraguan desde la capital.

No puedo sino acabar el artículo, con parte del poema “Com la sang feta paraula” del gran poeta valenciano Anfós Ramón, fallecido recientemente:

Poema de cara al meu poble que està parlant

en veu baixa, quan es hora de forjar a crits

el futur que alguns li neguen, com el fruit

rebordonit li nega a l´arbre la collita.

 

¡Germans! ¡Germans de terra i de preguntes

que no trobeu resposta com Deu mana!

¡Germans encadenats pel dur silenci

dictat des del poder que ens avasalla!

 

Vicente Boluda

@VBoluda

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