Jesús Montesinos

Cómo cargarse un candidato

La opinión publicada que diría Felipe González (periodistas cortesanos, políticos figurantes y amigos del jefe) ya ha dado a Alberto Fabra por muerto y enterrado. Y ahora está en si la candidata a sucederle en la lista del PPCV a la Generalitat será Isabel Bonix, Rita Barberá, María José Catalá y hasta Mercedes Alonso, que bastante tiene con aguantar el sombrajo en Elche. ¿Pero y si al final es Alberto Fabra el candidato del PPCV? ¿Qué dirá toda esa opinión publicada? ¿Se arrepentirá de sus pecados?

El actual presidente de la Generalitat y presidente del PPCV ha cometido muchos errores a lo largo de sus tres años en estos cargos. El último correr la voz de que habla con Cospedal y que Rajoy lo va a mantener. Pura debilidad. Si te haces a la chica no vas alardeando de su amor. Te callas y actúas en consecuencia. Y también dos grandes fallos estratégicos. Hacer de la financiación su principal bandera sin medir que era una propuesta condenada al fracaso. Y lo de línea roja. Ha prendido fuego al partido y no le dará dividendo electoral.

Pero la batalla por quitarlo de en medio no es por nada serio. Es pura alabanza de corte y menosprecio de aldea, al revés que en Fuenteovejuna. No hay posición formal de Mariano Rajoy, Dolores de Cospedal ni de nadie de los que mandan. Ni siquiera las encuestas disponibles (el PP está haciendo una a lo grande en la Comunidad Valenciana) permiten aventurar un cambio, aunque todo puede pasar ¿Entonces qué pasa?

La cosa funciona así. En una redacción un par de periodistas sentados con su jefe comentan cómo va la cosa. Y concluyen que Fabra no se aclara. Y uno de ellos dice: “Pues me ha dicho uno de Génova que lo van a cambiar.”

¡Ah¡ dice el jefe. “Pues llama a alguien del partido y le preguntas”. Y le pregunta a un alguien que podría estar recogiendo los sobres en la sede de Liria y que además es amigo, por ejemplo, de Bonix. Y este le dice que si, que

Fabra está muerto y que piensan en su amiga. Ya está el lio armado. Portada.

A los dos meses el tema se ha olvidado. Pero un redactor de otro medio recupera el viejo recorte y llama a otro que abre las puertas en Alcira y le pregunta si hay algo de esto. Como Fabra no lo saludó el día de su cumpleaños, pues apuesta por el cambio. Y menciona a Rita, que le cae bien. Gran crónica y otra portada. Y a continuación rebotes en twitter, Facebook y demás. Puig, Morera…(los enemigos) están sorprendidos y van a la bronca. Y Cotino, Rita, Rus, Castedo, Ciscar… y los renombrados candidatos baten palmas.

Un gran medio de Madrid olfatea muertos y se monta una crónica con Margallo, González Pons y hasta algunos hablan de la vuelta de Zaplana. ¡Tiene que ser así porque estos están muy enterados! Rebote en la prensa local y más portadas. La opinión publicada ha matado a Fabra y lo ha enterrado y tiene como cuatro o cinco candidatos a ocupar su sitio. ¿Pero de verdad alguien en el PP ha pensado en cambiar a Fabra? Bueno. Siempre hay un correveidile de los aspirantes que dice lo correcto en el oído de algún periodista cortesano. Y un titular es un titular señores. Fabra está tan desgastado que pegarle en la cresta es un deleite. Además no reparte publicidad institucional (apenas tres millones al año frente a los 20 que manejaba Francisco Camps) y no sabe ilusionar a la ciudadanía. ¡Leña al mono!

Veamos. Eduardo Zaplana ganó unas elecciones a Joan Lerma tras sustituir apenas un año antes al cabeza de lista del PPCV Pedro Agramunt. Pero el PP iba a de ganador y Zaplana contó con el apoyo de la todopoderosa Maria Consuelo Reyna para ocupar plaza en Valencia, que es el granero de votos de donde sale la mayoría para ganar las elecciones autonómicas. ¿Podrían conseguir esos votos en seis meses Bonix, Catalá o Mercedes Alonso, por decir unos nombres? ¿Lo haría Barberá a cambio de perder la alcaldía de Valencia?

No se. La debilidad de Alberto Fabra es mucha, pero todo lo demás es pura especulación. A no ser que Mariano Rajoy tenga escondido un mirlo blanco. Pase usted revista.

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