Un día por otro, una ciudad por otra o un juez por otro tengo la percepción de que en este país hay centenares, miles de chorizos. O de corruptos de diferente pelaje, que es como se denominan ahora a los sinvergüenzas. ¿Pero de verdad hay tanto corrupto? Porque luego pasan los días, siguen apareciendo más titulares con corruptelas varias, pero los jueces ponen en la calle a gran parte de los imputados. ¿De verdad hay tanto corrupto como se dice?
A fuerza de que me digan de todo quisiera revisar esa pregunta y buscar una respuesta.
1.- CORRUPTELAS.
Que la corrupción es uno de nuestros males está claro y es evidente. Ahora, con Franco o cuando el Lazarillo de Tormes, solo que ahora hay más transparencia y se saben las chorizadas.
Ahí están el asunto de las tarjetas de Caja Madrid con su gran hombre Blesa al frente, los ERE de Andalucía o Bárcenas. O Rafael Blasco, Carlos Fabra y Gürtel.
Y también (siempre he considerado que las pequeñas corruptelas de unos son las que justifican las grandes de otros) están las medicinas del Hospital que se lleva una enfermera, el fraude en el seguro de desempleo, la economía sumergida o el absentismo laboral.
Es el sistema, la casta o la cara dura de gentes que se creen con derecho a meter la mano en caja ajena. Y la confusión permanente entre lo público y lo privado.
Hay corrupción y mucha.
2.- LOS BUENOS NEGOCIOS
Pero hay una gran cantidad de acciones que denunciamos como corruptelas que simplemente forman parte del hacer en los negocios. Y además del buen hacer, solo que como buenos católicos en este país cualquiera que se haga rico es ya condenable. Recuerden la parábola: “Antes pasará un camello por el ojo de una aguja que un rico entrará en el reino de los cielos.”
Los luteranos dan otro valor al dinero y premian al que lo consigue con esfuerzo e inteligencia. Aquí siempre hay que buscarle las cosquillas a aquel que consigue unos euros más que el vecino. La envidia. Por eso, si no hay publicidad por el medio, el titular fácil es denunciar a cualquiera por hacer negocios.
¿Qué pasaría si ahora se demostrara que Oleguer Pujol hacía esas millonarias inversiones con dinero de terceros? ¿Qué pasaría si manejara los fondos de Juan Roig via Atitlán o de Amancio Ortega via un fondo de inversión inmobiliaria? ¿O también cuestionaríamos que Ortega o Roig han sabido ganarse los dineros con buen hacer y buenos negocios? A lo mejor los Pujol son una trama mafiosa, pero a lo mejor es que saben hacer negocios.
¿O que el medio millón de euros diarios de la caja fija de la Generalitat Valenciana está más que justificada porque así hay que hacer esos pagos (media docena de merendolas aparte)? ¿O cómo funciona la caja fija de cada uno de los partidos políticos subvencionados que andan clamando por este lío?
Lo que hay también es una gran ignorancia voluntaria sobre cómo funcionan las cosas. Nadie se preocupa por saber qué es un fondo de inversión inmobiliario, cómo se transfiere el dinero entre empresas o lo que es el beneficio de una empresa. Y la ignorancia permite denuncias y titulares vergonzantes.
El último lo del botón de pánico que tenían Pujol y Luis Iglesias para borrar el ordenador. ¡Coño! Yo también lo tengo. Y lo tienen millones de personas que tienen sus archivos en ICloud. Apretando un botón del móvil borras tu ordenador de mesa. Pura ignorancia.
Hay corruptos, pero también hay gente que gana dinero honradamente.
3.- DEMASIADA POLITICA
Tal vez lo que hay en España y en la Comunidad Valenciana es un exceso de presencia política en la vida pública. Todo se fía a la política, todos quieren ser funcionarios y los políticos son los malos, pero a los que pedimos las soluciones, sean Rajoy o Pablo Iglesias.
Cierto que los político acaparan todo lo que pueden y eso debe tener fin. Veamos el último ejemplo: En Castellón, el ayuntamiento de Alfonso Bataller y la diputación de Javier Moliner financian rutas de tapas por la capital y por la provincia para que una docena de restaurantes hagan su negocio. ¿Eso es corrupción? ¿Eso es negocio? ¿O es simplemente postureo político?
Hay corrupción en España. Y hay negocios decentes. Y hay demasiada política y demasiadas ganas de figurar entre los políticos.