‘Desmuntant Artur’

El Molt Poc Honorable Artur Mas, mucho menos que todo un hombre de Estado, ha estado en Brasil haciendo por que le hicieran caso y vendiendo su mula matalona a quienes no pudieron darle esquinazo. Incluso a unos pobres por partida doble (‘necesitados, que no tienen lo necesario para vivir’; ‘infelices, desdichados y tristes’) meninos de una “favela pacificada” (cómo sería la cosa, pues: joder con los eufemismos frustrados).

Qué cosas dice este hombre con esa cara que tiene, mandibulona, como de cemento armado. Sin vergüenza. Por ejemplo, que en España “no se respeta como se debería la lengua y la cultura catalanas». Al habla el Gran Maltratador del español, ‘lengua propia’ de Cataluña que hablan absolutamente todos los catalanes, incluso los que proscribiéndola, persiguiéndola, acosándola demuestran lo que desprecian la cultura del Principado.

Esas palabras obscenas, mucho más que las pelis guarrindongas que pasaban en el Plus de Polancone, son ejemplares. Para ilustrar el estupefaciente caso de Artur el Proyecciones:

proyección. 3. f. En el psicoanálisis, atribución a otra persona de los defectos o intenciones que alguien no quiere reconocer en sí mismo.

«Los catalanes siempre acabamos pagando», dijo también en Brasil Míster Pufos, manda¡Mas! de una Administración que debe hasta de callarse: 51.000 millones de euros de deuda, el 26% del PIB regional, a la altura del ya muy pasado mes de marzo. Lo dijo no en plan reivindicativo, como esos que son como él y se dan golpes de pecho y juran por su honor y tal pero siguen sin pagar y hasta te pegan otro sablazo como te descuides. No. Lo dijo medio en broma (¡hablaban de Neymar!), pero para dar más lástima: ‘Espanya ens roba!’.

Más de Mas. «Nosotros también tuvimos nuestras favelas», les aseguró a los negritos el hijo político de Jordi Pujol, ese que se refería a los andaluces, morenos renegríos arracimados en chabolos, barracas y barrios colmena del Cinturón Rojo de Barcelona, de esta manera en el libro «La inmigración, problema y esperanza de Cataluña» (1976):

El hombre andaluz (…) Es un hombre destruido (…), es generalmente un hombre poco hecho, un hombre que hace cientos de años que pasa hambre y que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual. (…) Si por la fuerza del número llegase a dominar, sin haber superado su propia perplejidad, destruiría Cataluña. Introduciría en ella su mentalidad anárquica y pobrísima, es decir su falta de mentalidad.
 

Qué pena, hombre, que no se decidiera a leer este pasaje a sus semejantes de las favelas. A explicarles que en el imaginario nacionalista los morenos renegríos de las chabolas y las ciudades dormitorio fungen de ejército invasor, colonos desharrapados degeneradores de la raza. A ver si luego sacaba cojones para pedirles, como les pidió, que clamaran «Visca Catalunya!». A cambio de una camiseta fabricada en Tailandia de un equipo fundado por un señor suizo y que ha hecho mundialmente famosos los colores del Fussballclub Basel.

 

Ir arriba