Mare Nostrum, Un mundo difuso para una agricultura en riesgo

Dos fechas marcadas en nuestra historia

Entramos en una semana de entrañable y especial significado para los habitantes de esta tierra bañada por el Mare Nostrum y liberada hace 776 años del dominio musulmán por Jaume I, estableciendo uno de los reinos más florecientes de esa Historia común, que también tiene su efemérides el próximo domingo, con la celebración de la fiesta nacional de España, un proyecto común que nace con sus Majestades Católicas, y del que los valencianos siempre hemos sido partícipes y protagonistas.

Son tiempos de zozobra por la iniquidad de los nacionalismos, que buscan reeditar su historia para satisfacer sus falsas aspiraciones, provocando una verdadera metástasis social de consecuencias impredecibles en esta vieja nación, pronta a la algarada y a la confrontación fratricida que tantos sangrientos ejemplos nos ha dejado en nuestro devenir histórico. Estas dos fechas deben reivindicar ese bastión común que nos ha conducido a liderar las mayores gestas, participando todos de un mismo proyecto común desde la diversidad.

Con nuestra Real Senyera a la cabeza, año tras año, el pueblo valenciano hunde sus raíces en esa historia que ha hecho de la reivindicación de nuestras señas de identidad, de nuestro hecho diferencial, el eje vertebrador de nuestra acción política como pueblo. Una sociedad comprometida, solidaria, emprendedora. Una sociedad acostumbrada a ese desconcertante alejamiento de la Meseta, que sigue fustigando nuestros intereses desde la fatídica Almansa. Una sociedad orgullosa que cree en sí misma y en sus posibilidades, lo que le ha garantizado siempre ese espíritu de libertad, esa alegría que nos caracteriza y que nos permite afrontar los problemas con un espíritu mucho más abierto y conciliador.

En pleno debate sobre esa desafección del gobierno central plasmada en los Presupuestos Generales del Estado. En ellos cada cual realiza un enfoque interesado, porque en cuestión de dineros nadie está contento, ni el que da ni el que recibe, aunque la realidad ha vuelto a poner negro sobre blanco esa discriminación histórica firmada por los gobiernos del PSOE, gracias a la cual los nacidos aquí no merecemos el mismo trato que los de otros territorios de España. La solidaridad que llevamos en nuestro ADN, nos hace apelar desde la responsabilidad a ese sentimiento común de fortalecer entre todos los pilares de nuestra convivencia, pero no siempre a cargo de los mismos. El beneficio debe ser igual para todos, independientemente de su procedencia. Hablamos de personas, de ciudadanos, no de territorios.

Y en ese escenario de controversia, de noble indignación ante la reiterada injusticia tantas veces denunciada, la Comunitat Valenciana saldrá el 9 d’Octubre a la calle tras su Real Senyera, para seguir ofrendando nuevas glorias a España. Mayoritariamente el sentir de este pueblo ha quedado reflejado en multitud de estudios demoscópicos, plasmando esa realidad dual y complementaria que se refleja en ese sentimiento de sentirse tan valencianos como españoles, a pesar de las crecientes amenazas del expansionismo nacionalista sobre esta tierra.

Un vínculo común que nos une a todos los pueblos de España y que queda perfectamente reflejado en la Ley 18/1987 de 7 de octubre, cuya exposición de motivos deja meridianamente claro: La fecha elegida, el 12 de octubre, simboliza la efemérides histórica en la que España, a punto de concluir un proceso de construcción del Estado a partir de nuestra pluralidad cultural y política, y la integración de los reinos de España en una misma monarquía, inicia un período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos.

Las fronteras de antaño han sido superadas por sociedades abiertas que han establecido nuevos espacios de convivencia por encima de los territorios. Aportemos todos nuestro granito de arena para derribar ese ficticio muro que la intransigencia y el pensamiento único quieren levantar, para seguir desarrollando nuestras biografías desde esa Libertad y Seguridad que nuestro edificio constitucional nos ha proporcionado. Disfrutemos pues esas dos efemérides. La nuestra y la de todos.

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