Mare Nostrum, Un mundo difuso para una agricultura en riesgo

El candidato número 13

Hay momentos en la vida en la que toda tu biografía se refleja en un flash delante de tus ojos, por el que discurren todos esos instantes que han ido acumulándose y en los que te acuerdas de forma especial de todos aquellos que te han acompañado en este viaje apasionante.

En unas horas, hoy 20 del corriente del Año de Nuestro Señor 2015, adquiriré la condición plena de Diputado Nacional en esta Xª Legislatura tras prestar juramento de acatamiento a la Constitución. Herederos de esa tradición ilustrada que desde Cádiz hace más de 200 años ha regido nuestra reciente historia política, para un politólogo representa una ocasión excepcional para visualizar desde la atalaya parlamentaria de la Carrera de San Jerónimo, la Política nacional.

Cuando el 14 de octubre de 2011 el Comité Electoral Nacional aprobaba la lista de candidatos por el Partido Popular al Congreso de los Diputados por la circunscripción de Valencia, determinaba que un servidor ocupara el número 13 de la misma. Una magnífica candidatura encabezada por nuestro Vicesecretario nacional y hoy Portavoz en el PPE, Esteban González Pons. Todo un reto y una responsabilidad el pertenecer a una candidatura que propició la mayor victoria de los populares en la serie histórica. Y todo un honor ser uno de los 342 que han venido representando a la Comunidad Valenciana desde distintas opciones políticas desde 1977, 159 de ellos representantes del centro-derecha valenciano.

El pasado martes y trece, se me comunicaba que tenía que sustituir a un gran amigo y compañero, Nacho Uriarte, quien ahora desempeñará otras responsabilidades en la Secretaría General Iberoamericana, gestionando las políticas de cooperación. Se iniciaba así la verdadera cuenta atrás con el lógico vértigo de la responsabilidad y el respeto a lo que significa representar a tus conciudadanos en la sede de la suprema potestas que teorizaba Bodin, de la soberanía popular que legitima toda la acción del Estado.

Compartir con Daoiz y Velarde, guardianes del Palacio de las Cortes, la panorámica política española y representar a mi querida tierra valenciana es todo un honor que asumo con la mayor humildad, pero con todo el orgullo de quien considera que la vocación de servicio es inherente a la praxis política. Pasión y dedicación en estos años compartiendo penas y alegrías con tantos compañeros que día a día se dejan la piel trabajando por sus conciudadanos.

Alcaldes, concejales, simples afiliados y simpatizantes o ciudadanos anónimos que a lo largo de estos años han ido curtiendo mi perfil politológico desde ese contacto directo que mis distintas obligaciones me han procurado. La verdad que he sido un privilegiado al poder disfrutar desde la primera línea de la acción política, la profunda evolución de esta tierra en los últimos veinte años y ahora, el destino me depara otra magnífica oportunidad, para que desde la experiencia adquirida, disponga todo lo mejor de mí al servicio de esta noble tierra y sus gentes.

Son momentos difíciles y la democracia española afronta quizás su mayor reto desde el 78. La sociedad reclama altura de miras y ejemplaridad a aquellos que ejercen la Alta labor de representación. Asumir esta responsabilidad en estos momentos apasionantes desde el punto de vista politológico es todo un desafío y por ello, valgan estas líneas previas como reconocimiento para todos aquellos que durante estos años han estado siempre a mi lado, y sin los que no hubiera sido posible llegar hasta aquí.

Para todos ellos, presentes y ausentes y, para todos aquellos a los que desde mañana tendré el honor de representar, un pensamiento de San Francisco de Asís que siempre tengo presente, “comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible».

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