Uno de los dichos más tradicionales es el de “la unión hace la fuerza”, pero de la misma forma, utilizando el refranero popular existe otro cuya leyenda es que “del dicho al hecho hay un trecho”, y esa es exactamente la gran asignatura pendiente para el futuro del tejido empresarial en España.
Porque está muy bien hablar de proyectos, ayudas, programas formativos, programas económicos para desarrollar las empresas, aceleradoras de emprendedores, y un largo etc… que nos costaría mucho enumerar. Pero después, qué hay de trabajar juntos, de colaborar entre empresas, de desarrollar proyectos comunes?
Si para algo ha servido la crisis es para que muchos de los que componen el tejido empresarial se hayan decidido a aunar esfuerzos en pro de un objetivo común. Sin embargo, tan solo estamos en la fase embrionaria de lo que deben ser las pautas del futuro para nuestras empresas.
Porque solo uniendo esfuerzos podremos ser capaces tanto en la Comunidad Valenciana, como en el resto de España, de desarrollar sectores nuevos o regenerar a los tradicionales para que puedan enfrentarse a los modelos más productivos y competitivos que ofrecen otros países, especialmente de zonas emergentes.
Lo que es un dicho común, que existe en nuestro refranero, parece en ocasiones algo difícil de conseguir por la multitud de sectores empresariales, asociaciones y las microempresas que hacen la guerra históricamente por su cuenta.
Por qué resulta tan difícil que tengamos “el concepto piña” presente en nuestro tejido empresarial como una fórmula para ser capaces, entre todos, de afrontar los retos cada vez más exigentes de la globalización?
Acaso en España somos menos capaces de afrontar esas problemáticas con la suficiente capacitación, productividad y tecnología que otros países emergentes?
Pues la respuesta es obvia. En absoluto. Se trata tan solo, y parece casi una utopía, que aunemos esfuerzos en pro de obtener una imagen de Marca España capaz de ser competitiva en los mercados globales.
En el año 2013 que finaliza esa Marca España, precisamente, ha sufrido un descrédito importante a nivel internacional, debido a la alarmante falta de competitividad de nuestro país, a pesar de la pantomima del Gobierno por promocionarla en el propio territorio nacional!!
Y sin embargo, hemos sido capaces de exportar más que nunca, y de finalizar el año con 60 millones de turistas de extranjeros, cumpliendo las previsiones y batiendo récords, convirtiéndonos así en una de las grandes potencias turísticas globales. Pero no valen las confianzas, porque la inestabilidad política en muchos países de nuestro entorno, competidores directos de nuestro Turismo, como Egipto, Túnez o Turquía, levantarán el vuelo más pronto que tarde con el consiguiente perjuicio para un sector clave de nuestra economía.
La renovación de estructura, la mayor competitividad de nuestras empresas turísticas, la potenciación de una mayor presencia internacional, y una mejora sustancial en servicios e infraestructuras hay que hacerlas ahora, y no cuando lleguen las vacas flacas al sector.
La Comunidad Valenciana ha sido la región española que más ha crecido en turistas, con el 11,2% de incremento, lo que ha supuesto la visita de 5,7 millones, aunque se ha quedado muy lejos de Cataluña, que lidera el mercado nacional, con casi 15 millones de visitas.
La crisis económica le ha hecho mucho daño a la economía española, pero sin embargo no debemos olvidar que un factor importante de esa ralentización se debe a méritos propios y no a los ataques al mercado derivados de otros países, que por agresividad y abaratamiento de costes nos han ganado terreno en los últimos años.
Es por tanto, momento de renovar las bases de todos los sectores profesionales para afrontar los retos que nos va a presentar el futuro. Y todo eso debemos desarrollarlo bajo “el concepto piña”. El único que será capaz de volver a posicionar a la Comunidad Valenciana y a España en el lugar que por historia y prestigio merece, más allá de utilizar a la conocida fruta como uno de los elementos emblemáticos de estas fiestas navideñas.