Mare Nostrum, Un mundo difuso para una agricultura en riesgo

El PP reencuentra su relato

Dejamos atrás una semana repleta de acontecimientos, marcados sin lugar dudas por esa fecha marcada en nuestro subconsciente. Un 20 de noviembre que a la Izquierda le pone de los nervios al recordar al innombrable que les dejó en las trincheras ideológicas del 36, pero que al ciudadano corriente afectado por el virus logsiano le trae al pairo. El pasado jueves se cumplían tres años de la celebración de las elecciones generales y por tanto tres años desde que el PP recibió un mandato contundente para sacar a España adelante y recuperar su economía.

El PP obtuvo una mayoría sin precedentes por la que los españoles ponían en valor la necesidad de garantizar una legislatura de estabilidad parlamentaria, para que el nuevo gobierno acometiera la difícil tarea de sacarnos de la crisis y cambiar las cosas en España. Y para ello las urnas hablaron de forma inequívoca, ante una crisis social y económica sin precedentes, buscando la estabilidad institucional  y la eficiencia y eficacia en la gestión que solo podía y puede garantizar el Gobierno de Mariano Rajoy. Un Rajoy henchido de orgullo patrio tras su periplo austral, que ha permitido relanzar una imagen internacional de España, perdida en la etapa galáctica de ZP.

Invocando al gran político conservador británico Disraeli, Rajoy hacía honor a ese tridente virtuoso de los políticos populares, la prudencia, la paciencia y la perseverancia que ya destacó el Presidente Aznar, para relanzar el relato del Partido Popular en ese tercer aniversario de su victoria electoral. Tres años de un camino plagado de alambres de espino que solo la entereza de los populares ha permitido ir limpiando poco, recogiendo el espíritu del político inglés: somos inconformistas, sabemos que el secreto del éxito está en la constancia del propósito. Y ahí el PP ha vuelto a reencontrarse con un relato perdido en mitad de la tormenta perfecta.

Un relato sustentado en esa necesidad de reencontrar esa alma del PP que proclama la Coordinadora General de los populares valencianos Isabel Bonig. Un alma y un espíritu que los populares valencianos han puesto en valor a lo largo de estos años de gobierno para hacer de esta tierra un referente en España y en el mundo, muy a pesar de aquellos que viven su “otra” realidad. La de la lucha por el poder, la del populismo y la demagogia que lanza cantos de sirena a unos ciudadanos que son meros instrumentos en manos de aquellos que no dudan en utilizar cualquier medio para alcanzar su objetivo.

Tres años que han demostrado que las difíciles decisiones tomadas, no sólo eran necesarias sino que al final están desmontando la línea argumental de una Izquierda perdida en sus propios círculos. Unas reformas estructurales que están consolidando nuestro crecimiento y fijando unos pilares sólidos para el futuro. Unas reformas que en palabras del President Fabra nos están permitiendo establecer un marco adecuado de confianza y fortaleza para liderar esa salida de la crisis desde esta tan denostada tierra de provisión.

Una tarea titánica donde la responsabilidad de la sociedad en su conjunto ha jugado un papel extraordinario, con un sacrificio encomiable y que junto a esa estabilidad institucional, que muchos están queriendo socavar, han permitido que vuelvan a ponernos como ejemplo en todos los Foros Internacionales. Transformar la realidad no es fácil y tejer un cesto con los mimbres del desgobierno socialista menos, o interveníamos con decisión o nos intervenían.

Llegamos a la recta final, en tan solo unos meses los ciudadanos vamos a poder decidir qué modelo queremos para nuestros municipios, comunidades y para el estado. El relato sustentando en los valores y principios que el Partido Popular representa desde la estabilidad y la serenidad, con el mayor ejercicio de regeneración acometido por un partido político, o ese otro que desde la algarada continua, busca desestabilizar una sociedad que se ha ganado a pulso el derecho de exigir a sus gobernantes altura de miras para devolver esa confianza perdida en la política y en las instituciones.

Los comentarios están cerrados.

Ir arriba