El pulso de las grandes superficies

Con la apertura de Ikea la próxima semana en Alfafar, con lo que se convierte en la primera tienda de la multinacional sueca en la Comunitat Valenciana, a la espera de otros futuros destinos como Paterna o Alicante, se abre nuevamente la polémica sobre la conveniencia o no de los modelos comerciales, que incluyen las aperturas en festivos.

Hace unas semanas, desde estas mismas líneas ya utilizábamos un titular tan significativo como el de la patata caliente para los ayuntamientos que albergan zonas comerciales, y que se han visto desbordados por las presiones de las compañías, cuando dicha tarea debería estar regulada por la Generalitat, tal y como venía sucediendo en los últimos años.

El Ayuntamiento de Alfafar se encuentra en esa tesitura y ya se ha visto envuelto en la polémica con la multinacional sueca, antes incluso de la inauguración de la tienda, sobre la conveniencia o no de la apertura en días festivos.

Las posturas, por tanto, están enfrentadas, y de hecho, cada parte tiene sus buenas razones para la defensa de sus intereses.

Por una parte, la empresa sueca, consciente de su atractivo potencial y de la ubicación estratégica de Alfafar en el seno del área metropolitana de Valencia, bien comunicada con otras provincias limítrofes, considera abrir los domingos, sobre todo, como una gran oportunidad de negocio. Y posiblemente lo sea, además de que las grandes empresas abanderan cada vez más el libre mercado.

Pero eso no es óbice para que se busquen soluciones consensuadas con el Ayuntamiento de Alfafar, cuyo alcalde, Juan R. Adsuara, ha tratado siempre de fomentar un diálogo con la compañía, ya que se han tenido que solucionar muchos inconvenientes, como la creación de nuevos accesos por la congestión de tráfico que ya tiene la zona comercial.

Es decir, Adsuara, como cualquier alcalde, considera la llegada de Ikea u otra empresa como algo positivo, sobre todo para la creación de puestos de trabajo, pero también tiene la obligación y responsabilidad de velar por los intereses de su municipio.

Y es en este punto donde se ha originado uno de los focos de la discordia entre el Ayuntamiento de Alfafar y la compañía sueca, porque el Consistorio ha mostrado su predisposición a la apertura en festivos, siempre y cuando exista una contraprestación en la creación de puestos de trabajo locales.

Dicho de otra forma, la generación de empleo se convierte en el elemento indispensable para justificar que una empresa pueda abrir casi los 365 días del año. Y es una medida justa y sensata, porque a pesar de que hablemos de empresas privadas, las grandes compañías tienen la mala costumbre de implantarse en los municipios y no contar en demasía con sus intereses.

Por ello, tal vez haya llegado el momento de poner un cierto freno por parte de los ayuntamientos con zonas comerciales, ya que las grandes empresas no pueden llegar avasallando con el aval de que generan muchos puestos de trabajo, puesto que también afectan a las pymes y al comercio local.

Es cierto que generan empleos, pero no siempre son autóctonos, y ese es un foco de la discordia con Alfafar, ya que el proceso de selección del personal para la nueva tienda de Ikea no colmó las expectativas del ayuntamiento para la creación de empleos locales.

Porque la empresa sueca está en su derecho de decidir a quién quiere contratar para sus centros, pero los ayuntamientos también están en el suyo de aplicar sus normas. Tal vez se les pueda tachar de aplicar medidas electoralistas, pero lo cierto es que Alfafar ha conseguido firmar en los últimos meses diversos convenios de empleo, con muchas de las empresas que ya existen en la zona comercial.

Grandes superficies sí, pero cumpliendo con las normativas y apoyando la creación de empleo local. Es momento de que está situación no se le vaya de las manos a la Generalitat Valenciana, que le ha dejado una patata caliente a los ayuntamientos frente a multinacionales que se implantan con el convencimiento de dictar sus leyes, y cuyos alcaldes deben actuar con mucho tacto para no herir la sensibilidad de sus vecinos.

Es el precio a pagar por el crecimiento de los municipios, pero desde luego, no de cualquier forma. Esto es algo que saben bien Alfafar y Paterna con Ikea, aunque en el segundo caso sea todavía probable la llegada de la empresa sueca, o Valencia, con la demarcación reciente de las zonas de interés turístico para el modelo de compras.

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