El uso del murciélago enfrenta a Batman con el VCF

En sus 75 años de vida, Batman se ha enfrentado a un payaso demente con un desmedido gusto por el robo con violencia, un fiscal con dos caras y un preocupante trastorno bipolar, un pingüino con chistera y metralleta por paraguas, y demás variopintos adversarios. Sin embargo, nunca ha tenido que vérselas con una institución centenaria y que goza del apoyo incondicional de varios millones de seguidores en todo el mundo, como es el Valencia Club de Fútbol.

Al parecer, y según publicaron diversos medios de comunicación, el equipo valenciano solicitó la inscripción como marca comunitaria de una nueva versión del murciélago de su escudo en la que el animal aparecía con las alas desplegadas hacia arriba. Alertada por la semejanza de la nueva imagen del Valencia, C.F. con logotipos anteriormente registrados a favor del héroe de Gotham, la editorial DC Comics, propietaria de los derechos de Batman, presentó escrito de oposición ante la Oficina de Armonización del Mercado Interior (OAMI) reclamando la denegación del registro.

Esta vez a Batman le ha salido un hueso duro de roer, ya que entre tanta pelea con “los malos”, se le ha olvidado que la nueva versión del murciélago no provoca confusión, como alega, sino que el signo a inscribir por el Valencia, C.F. es susceptible de representación gráfica, no es generalista, ni tampoco costumbrista.

El conflicto no se resolverá por la fuerza, sino por cauces pacíficos. Descartado que exista confusión, ya que ni el Valencia lleva ojos vendados, ni el héroe viste las medias del club, habrá que dictaminar si existe semejanza entre los productos designados por ambas marcas.

Duro lo va a tener el héroe. El murciélago del Valencia tiene forma de “V” de Victoria, alzando sus alas en señal de alegría por los triunfos obtenidos a lo largo de su historia, y por los que le quedan por conquistar. Además la cabeza y orejas son redondeadas, y más pequeñas como las del ratón Micky. Por el contrario, el soberbio héroe tiene unas orejas puntiagudas y su cabeza representa el 27% del tronco, por el 15% de nuestro club, lo
que da una idea de la humildad con la que nuestro equipo sale cada tarde al campo a intentar ganar el partido. Finalmente Batman no tiene en sus alas dos rayas blancas (que más quisiera el). Son dos rayas, y no una, porque el equipo es, como la ciudad de Valencia, doblemente leal: consigo mismo y con la afición; y son blancas porque acreditan la pureza del club.

Olvida el empresario americano que se oculta tras la identidad de Batman, que siempre un murciélago se va a parecer a otro, lo que no significa exclusividad en el uso de este animal para identificar un producto. Y también olvida Batman que nació en 1939 cuando el murciélago Valenciano, no solo sobrevolaba el escudo de la entidad, sino que ya era mayor de edad, puesto que llevaba veinte años siendo reconocido en toda Europa como un campeón.

Desde 1919, el escudo del Valencia incluye en su parte superior un murciélago que apoya sus alas en el escudo, estando permitido por la legislación comunitaria y nacional el uso de la marca “en una forma que difiera en elementos que no alteren el carácter distintivo de la marca en la forma bajo la cual ésta se halle registrada”. Al igual que sucede con la sociedad española y la americana, el signo ha evolucionado, se ha hecho mayor, y el cambio de imagen se corresponde con esa evolución, a semejanza de las personas. Tal es así, que el Valencia, C.F. acierta cuando parece admitir este hecho tácitamente, pues solicita la inscripción de una marca nueva en vez de usar el nuevo signo directamente amparándose en que es una mera evolución del anterior.

No quiero finalizar estos breves comentarios sin susurrar al oído de Batman que para ser un verdadero héroe es necesario poseer una gran dosis de sabiduría, que la originalidad pura es una meta cada vez es más difícil de alcanzar en nuestros días, puesto que el propio Batman fue quien copio al murciélago “che”, y que evidentemente una cancha de fútbol no es una sala de exhibición cinematográfica, pudiendo coexistir ambas en pacífica convivencia.

Bob Kaner, creador del personaje, en su autobiografía de 1989 comenta que “Un día llamé a Bill (Billl Finger, co-creador del héroe) y le dije: ‘Tengo un nuevo personaje llamado The Bat-Man y he realizado algunos bocetos elementales que me gustaría que vieras. Poco después, llegó a mi casa y le mostré mis dibujos. En ese momento, sólo le había dibujado una pequeña máscara, similar a la que portaría eventualmente Robin.

Bill me dijo: ¿Por qué no lo hacemos lucir más como un murciélago, dibujándole una capucha con dos hendiduras en los ojos, con tal de hacerlo más misterioso?’ Hasta entonces, The Bat-Man vestía un traje rojo; las alas, los pantaloncillos y la máscara eran de color negro. Yo pensaba que el rojo y el negro serían una buena combinación, sin embargo Bill me dijo que la vestimenta resultaba demasiado brillante. Me sugirió: ‘Coloréalo de gris oscuro para darle un toque más siniestro’. La capa lucía como un par de alas rígidas de murciélago, sujetas a los brazos. Cuando lo comentamos, concluimos que esas alas le estorbarían a Bat-Man en las escenas de acción, así que las convertimos en una capa con terminaciones triangulares para que luciera verdaderamente como el ala de un murciélago cuando estuviera peleando o columpiándose sobre una cuerda.

Además, desde un inicio Batman no llevaba guantes, así que decidimos añadírselos para que no tuviera problemas con la impresión de sus huellas digitales por dondequiera que fuese.”

Queda claro pues, que nada tiene que ver el personaje de ficción con nuestro querido murciélago, que seguirá sobrevolando los estadios de futbol de todo el mundo, otorgando a la afición grandes alegrías como lo ha hecho hasta el momento.

Esperamos pues, que la justicia impere y que la evolución del murciélago valencianista, jovial y triunfador pueda ser un hecho incuestionable en breves fechas.

Leopoldo López Máñez. Abogado. Embid&Oliver.net

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