Elecciones sindicales

Desde 1978, fecha en que se celebraron las primeras elecciones sindicales -provisionales, eso sí- de la Democracia, hasta hoy el sistema, absolutamente viciado, ha consagrado en España el bipartidismo hegemónico de CCOO y UGT.

Pese al cúmulo generalizado de corrupción en que se mueven dichas organizaciones, revalidan, año tras año, su condición e sindicatos más votados, reiterando –en el plano político- lo que ocurre con PSOE y PP.

No obstante y también año tras año, retroceden brevemente en el aprecio de los trabajadores que, consultados por el CIS, sitúan a los sindicatos en la cola de la valoración y en el ranking de los desafueros.

Los últimos datos suministrados por la dirección General de Trabajo evidencian lo dicho: CCOO acredita 11.049 representantes equivalentes al 39,25% del total; UGT, 10.488 (37,26%); CSIF, 1.038 (3,68%); CGT, 466 (1,65%) y Grupo de Trabajadores, 446 (1,58%).

A estas organizaciones hay que añadir los sectores de enseñanza, FSIE con 735 y un 2,61% y la del comercio, 512, un 1,81%.

La suma total nos da la cifra de 28.144 delegados de personal, miembros de comité de empresa y miembros de Juntas de Personal en las diversas empresas privadas y administraciones públicas (entes locales, consorcios, ayuntamientos, administración autonómica y central).

Que el sindicalismo está en declive lo certifica el hecho de que cuatro años atrás el número de representantes, sensiblemente mayor, era de 34.734 habiendo quedado en el camino un total de 6.590 representantes.

La crisis en que aún nos encontramos inmersos, pese a la esperanzadora recuperación que se aprecia, ha supuesto desaparición o adelgazamiento de plantillas, reducciones temporales de empleo, concurso de acreedores, expedientes de extinción, cierres a las bravas y avatares negativos que han supuesto un número menor de convocatorias y preavisos electorales que se sitúan en un 20%.

Por otro lado, si a fines de 2010 los mayoritarios aportaban el 80,52% de todos los electos, el último censo constata la perdida de cuatro puntos dejándolos en un 76,52%, constatando el progresivo distanciamiento de las bases a estas organizaciones caducas y lastradas por la corrupción generalizadamente constatada.

En nuestra Comunidad y, en términos por centrales, además del retroceso de CCOO y UGT también se observa el de CSIF y CGT, mejorando de forma leve la posición de SI, USO e Intersindical, además de los sectoriales FSIE y FETICO. El grupo de los no afiliados también mejora.

La posibilidad de una alternativa sindical nucleada en torno a CSIF, SI y USO, que sumaria un 9,53% del total parece inviable dados los personalismos existentes, sobre todo, los agravios sistemáticos que CSIF ha venido cometiendo sobre los otros dos y, en mayor medida sobre el Sindicato Independiente utilizando métodos reprobables que van del plagio a la apropiación indebida y utilización de documentación de manera inapropiada.

No sería extraño que como en el plano político, hubiera una explosión sindical de rechazo al modelo implantado desde el 2 de agosto de 1985 (Ley Orgánica de Libertad Sindical) y que la regeneración apareciera también en el mundo del trabajo.

Sin embargo, y con connivencia con la patronal y el gobierno valenciano, se quiere sacar a flote una “ley de participación institucional” que consagre de por vida la pervivencia de quienes ostentan el dudoso honor de encabezar la corrupción en el mundo sindical.

Deberemos tener en cuenta, cara a elecciones, estos datos.

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