Jesús Montesinos

Empresarios, rectores y políticos zombies

Esta semana ha habido tres eventos en la Comunidad Valenciana que representan las diferencias que hay entre un modelo político, institucional  y económico agotado (zombie)  y el que está llegando a toda marcha con nuevos valores y nuevas formas de actuar.

Uno.- La conferencia de rectores de universidades toda España se reunía en Castellón para concluir, una vez más, que les hacen falta más recursos para cumplir con su obligación. Más recursos, más autonomía y más poder. Ni una sola palabra para explicar por qué no hay universidades españolas entre las 200 primeras que elige como excelentes en todo el mundo el informe de Shanghái.

Ni una referencia a por qué más del veinte por ciento del presupuesto de las universidades españolas (y por supuesto las valencianas, basta con leer el informe del Síndico de Cuentas) son gastos superfluos, sin justificar o repartidos en áreas que no interesan a los alumnos ni a la sociedad que paga cada euro de lo que cuesta formar a un universitario. Pero la cuestión es pedir, aunque ya se sabe que también existe la virtud de no dar.

Los rectores clamaron por la autonomía universitaria, sin reconocer la duplicidad de especialidades, como reinos de taifas que sobreviven en el despilfarro desde hace más de treinta años. Ningún Rector Magnífico se atreve a meterle mano al destarifo que nos da los universitarios peor preparados de la OCDE, por mucho que se alarde de la generación mejor preparada de la de historia. ¿Cuántos saben inglés correctamente? ¡Ni alumnos ni profesores!! El mejor ejemplo la Jaume I de Castellón, cuyo rector, Vicent Climent solo habla de la deuda de la Generalitat.

Pero también esta semana ha habido dos reuniones empresariales de postín.

Dos.- Reunión empresarial institucional con José Vicente González a la cabeza y todos los cargos habidos y por haber de Cámaras, CEV, CEC, COEPA y empresas de la construcción, mucho empresario de la obra pública y la construcción.

La reunión se montó para pedir al Gobierno de Rajoy,  a la Generalitat de Fabra y al ministerio de Fomento que haga fuertes inversiones en la Comunidad Valenciana. Hasta 9.800 millones de euros piden las empresas de obra pública. Un lobby con intereses muy marcados que pide influir en las decisiones políticas cómo sea.

No importa si las carreteras son prioritarias (también lo era el aeropuerto de Castellón) o si es más importante un campanario. La cuestión es pedir inversiones. Casi diez mil millones para que estas empresas sobrevivan. ¿Deben pedir lo mismo las empresas exportadoras de cítricos o los hoteleros? ¿Puede sobrevivir esta clase empresarial que vive del dinero público?  Es lo que Cesar Molinas denomina como la economía del Palco del Bernabeu. Solo reduciendo el grosor del asfalto de una carretera de 7 a 5 mm ya  ganan millones estas empresas. Y en la obra pública hay mucha vista gorda.

Por supuesto a la petición de inversiones se apuntan de inmediato ayuntamientos, consellers y hasta el presidente de la Generalitat. Inaugurar carreteras o pantanos es muy reconfortante. Y pagar páginas de publicidad en los periódicos a costa de las inversiones también es muy gratificante.  Y a la gente le gusta decir que su pueblo tiene una piscina para el invierno, aunque nadie le explica lo que cuesta. ¿Cómo no van a apoyar políticos y medios de comunicación la petición de los 9.800 millones o más financiación para hacer más obra pública? Es un modelo político que se acaba porque el dinero cuesta mucho como para andar construyendo carreteras a ninguna parte.

Tres.- La otra reunión empresarial de  esta semana en Valencia marca por dónde van a ir la nueva economía. La reunión era con potenciales inversores privados para poner dinero en la Comunidad Valenciana o facilitar operaciones en otros países. No había ni un político, ni creo que se hayan enterado. Y todo era muy clarito. Si el negocio es bueno y está bien gestionado hay dinero. Nada de subvenciones, quejas o clamores. Nada de pedir a Madrid, al Ayuntamiento o a un ministro. Y que se sepa hay un par de acuerdos que están en marcha.

Conclusión.- Hay dos mundos que circulan paralelos. Uno que vive y otro que muere. Esos rectores, empresarios, instituciones que sobreviven a base de pedir se acaban. Son zombies. Y emerge otro mundo político, universitario, empresarial capaz de competir a base de ser excelentes.

 

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