¿Eterna juventud o madura ridiculez?

El pasado martes, 11 del 11, cumplí 26 años y, aunque todavía me quedan unos cuantos aniversarios antes de los 30, superar la barrera de los 25 me ha hecho reflexionar acerca de cómo vestiré dentro de diez, quince o veinte años.

Cierto es que nos encontramos en una etapa donde los treinta son los nuevos veinte y los cuarenta los nuevos treinta pero, ¿nos da este rejuvenecimiento de la sociedad permiso para vestir como si tuviéramos una década menos de la edad que marca nuestro DNI?

¿Por qué la eterna juventud es tan anhelada y sentimos la necesidad de continuar anclados a la veintena, treintena o cuarentena?

En la blogosfera fashion vemos cómo blogueras de diferentes edades adaptan las nuevas tendencias a su estilo y, por supuesto, edad aunque no siempre se consigue ese equilibrio necesario para no parecer Anita Obregón en su época más mediática.

Por ejemplo, este otoño/invierno están muy ‘in’ los ripped jeans, es decir, una versión más transgresora de los vaqueros donde destaca la combinación de pequeños rotos deshilachados con unos no tan moderados agujeros en la zona de la rodilla.

Está claro que los ripped jeans son trendy pero hay suficientes versiones según la edad, circunstancia y silueta. Y, al igual que con estos vaqueros, con todo lo demás.

Cumplir años es un regalo y no hay que avergonzarse por ello. Lo importante es vivir, crecer y envejecer independientemente de la cifra que determina nuestra edad.

¿Para qué sirve quitarse años cuando lo envidiable es disfrutar de la vida el mayor tiempo posible?

Yo soy de las que piensa que tener canas y arrugas es de las más bonitas expresiones de la vida y no deberíamos renegar de ellas.

Esas líneas de expresión y de experiencias vividas junto a una mente serena es la perfecta combinación que debería reinar entre las celebrities e influencers para que dieran ejemplo al resto de los mortales que ven en ellas un modelo a seguir.

Porque no es oro todo lo que reluce.

Porque deberíamos mirarnos más a nosotras mismas con los mismos ojos con los que miramos a quienes admiramos.

La coherencia y sensatez hará que demos una imagen de mujer fashionista que se inspira de las nuevas tendencias y no la imagen de una mujer que sigue a ciegas la moda sin criterio ni crítica.

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