French Conection

Gran película con un jovencísimo Gene Hackman, posteriormente el ciego en “El jovencito Frankestein”, y con Fernando Rey, nuestro artista más internacional hijo del General Casado Veiga, condenado a muerte tras la guerra civil.

Bien, esta semana hemos tenido conocimiento del concurso de acreedores del Banco de Madrid, posterior a la intervención por parte del Banco de España. Intervención, nombramiento de nuevos administradores y decisión: o concurso de acreedores o venta. Algo habitual que, desgraciadamente, ya conocemos habida cuenta la quiebra de la CAM. Pero existen sutiles diferencias que me gustaría subrayar.

José Pérez, Presidente del Banco de Madrid y consejero de la Banca Privada de Andorra, era el director general de la inspección del Banco de España en 1993. En 1993 la Caja de Ahorros del Mediterráneo estrenaba ejercicio con el nuevo director general: Juan Antonio Gisbert García. La CAM no era una entidad que tuviese un futuro incierto, más bien al contrario, pero debía realizar ciertos ajustes para encarar el futuro con optimismo. Gisbert hizo bastantes viajes al Banco de España (BdE), y como militante del PSOE, encontró en José Pérez un alma gemela que contempló los problemas de CAM con ojos bondadosos.

Hasta ese año, la órbita política de Gisbert no pasaba más allá de la Plaza de la Virgen o la calle de Barón de Cárcer donde tenía el despacho como Director General de Economía y Política Financiera del Gobierno de Juan Lerma. Enredante y tenebroso como pocos, Gisbert tenía su mirada fija en una consellería. No le importaba.

En 1988, un mes antes del cambio de nombre de la CAM, estuvo enredando con Juan Lerma para que coincidiese el cambio de nombre de la CAM con una fusión con la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Valencia. Aquellas vallas publicitarias que inundaban la CV “Gracias Juan, gracias Inés, gracias Marta”, campaña de la CAM como anuncio previo del cambio de nombre, se prolongó en el tiempo más de mes y medio. Se esperaba el “Nihil Obstat” de Caja Valencia, pero Alamar Benlloch y Fernández Calabuig dijeron que nones. Les costó la vida. Una llamada a Manchi Bono : “Román, continuad el consejo, no hay fusión”, cerró la puerta. Meses después Pepe Simó y Emilio Tortosa sustituyeron a los directivos de CajaValencia mencionados anteriormente. Gisbert quiso seguir enredando puesto que Juan Lerma iba a cambiar el gobierno. A espaldas de Antonio Birlanga Casanova, conseller de economía i hisenda, Gisbert presionó para ser conseller de administración pública, pero no tuvo en cuenta una variable fundamental: no era catedrático de universidad, únicamente era un asociado de tres horas y Juan Lerma que sentía debilidad y se le corrían las carnes por los catedráticos, prefirió a Emerit Bono. ¡Qué dura es la política, Juan Antonio!.

Gisbert arroja la toalla y piensa en su vuelta a la CAM. En septiembre de 1989, inaugurando la nueva sede de la obra social de la CAM en Orihuela, Emilio Soler Pascual, director general de cultura de la Generalitat, se acerca a Antonio Birlanga Casanova y le espeta: “Antonio, sabes que tu director general de economía dimite y vuelve a la caja?”. A Birlanga se le atragantó el canapé y a Gisbert, presente en la conversación, se le atraganta la empanadilla.

Gisbert vuelve como secretario general de la CAM sustituyendo a López Abad , ¡casualidades de la vida!.
Tras el golpe de estado del 18 brumario, 24 de marzo de 1992, Gisbert encuentra una caja con posibilidades de futuro pero con una gestión que dejaba mucho que desear. No cambia el organigrama que hereda de Miguel Romá, anterior director general y buena persona. Sencillamente hace unos cambios discretos en segundo escalón, pero continúa el mismo equipo directivo. Y aquí viene la conexión francesa.

Gisbert coge el toro por los cuernos y marcha al Banco de España a explicar su plan de futuro. Habla con José Pérez; “¡hombre compañero!”. Carlos Solchaga como ministro de economía y hacienda, Luis Ángel Rojo con la sombra de Miguel Martín en el BdE y José Pérez en la dirección general de la inspección, ¡hombre Juan Antonio, así ningún problema!. Y así fue.

Pero de esos polvos llegaron algunos lodos. La Caja, tras el plan presentado por Gisbert, fue aclarando sus números “Juan, no sabes cómo estaba la caja en 1992”, me dijo en cierta ocasión, lo cual me emocionó pues nunca trasladaba sus íntimos pensamientos. Pero las cosas cambian en 1995. Zaplana consigue la mayoría relativa en les Corts Valencianes y en 1996 el PSOE pierde las elecciones. Zaplana quería la fusión de CajaValencia y CAM, pero no quería a Gisbert. Gisbert quería la fusión siempre y cuando la presidencia de la futura caja fuese para los valencianos y la dirección general para él, que ya enredaría posteriormente y podría hacer la operación Vilarrasau o Carlos Egea (cambio de dirección general por presidente ejecutivo en la Caixa y Caja Murcia), pero mil veces lo pedía y Zaplana le contestaba mil veces que nones. ¿Recuerdan aquella foto de Zaplana y Gisbert desayunando en la explanada de España en Alicante?, venían de negociar lo anterior y Zaplana dijo ¡nones!., nunca se fio de Gisbert.

En 1999 Zaplana cambió, por el procedimiento de lectura única, la ley de cajas dándole la mayoría absoluta en los consejos a la Generalitat a través de les Corts Valencianes.

Un año después el consejo de administración de la CAM cesó a Gisbert, “le hisieron un gran velorio, le perdonaron las deudas y lo enterraron con pena (Peret, el muerto vivo)”, y Gisbert se marchó con el sueldo hasta la jubilación, que se producirá en noviembre de 2017, con el fondo de pensiones como alto directivo, y sin ninguna cláusula que le impida trabajar en el ámbito financiero.

Y ahí es donde entramos en la “French Conection”. Gisbert en 2001, plenitud del gobierno de José María Aznar, espera, como Fouché, no tiene prisa, tiene dinero y ganas de recomponer su vida, pero en 2004 cambia el gobierno y Gisbert habla con sus amigos: José Pérez, Aurelio Martínez y demás familia, y así consigue ser director comercial del Instituto de Crédito Oficial, y posteriormente MAFO lo manda a arreglar el problema de la Caja Rural. “Entre la Asamblea y yo, no hay ninguna autoridad en esta caja rural”, afirmó cuando tomó posesión de su cargo de director general de Caja Rural del Mediterráneo. Meses después, el presidente de Cajamar le demostró que sí había algo. “Entre tú yo, la soledad y un manojito de escarcha”. (Serrat). Gisbert dimite y vuelve a cobrar una indemnización.

Esta es la historia, querido lector. José Pérez, director general de la inspección fue parte en la intervención de Banesto el 28 de diciembre de 1993, hoy es un presidente de un banco intervenido.

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