La casta

Días atrás, el vice síndico de agravios de la Comunidad Valenciana, Ángel Luna González, se despedía de sus colaboraciones en un diario local, alegando que Podemos le había denunciado al Síndico de Agravios entendiendo que no se puede ser vice síndico y expresar opiniones políticas en los medios de comunicación. Me parece un sin sentido que ello ocurra pues cualquier ciudadano tiene derecho a expresar su pensamiento, pero con el personaje en cuestión, Luna, hay que tener toda la información

Ángel Luna González González, arribó a Alicante, tras la muerte de Franco e ingresó en la agrupación local del partido socialista y en la Unión General de Trabajadores. Años atrás, en el PSOE nadie conocía a Ángel Luna y cuando Gabriel Molina traía las octavillas para repartir, en la discoteca “El Duende”, no se veía a Ángel Luna por ningún sitio. Cuando militantes del PSOE iban por el barrio de la Virgen del Remedio, llenando los buzones de octavillas del PSOE, tampoco se veía a Ángel Luna González.

Dotado de una dialéctica por encima de la media, lo cual no es difícil habida cuenta el nivel de la política, entonces y ahora, y una ambición desmedida, no tardó en escalar, en aquellos momentos en que todos eran “alegres y divertidos”, bajo la manta de defensa del “socialismo democrático” hasta situarse en el ente preautonómico como conseller de sanidad, cuando la sanidad no estaba ni siquiera transferida. Posteriormente marchó a Madrid como diputado nacional y allí estuvo enredando hasta que, en 1991, tras la caída en desgracia de Alfonso Guerra, vino como candidato a la alcaldía de Alicante. Consiguió mantener los 12 concejales, pero gracias a IU, que obtuvo 2, pudo ser elegido alcalde. Gobernar con IU, no era fácil, por ello cambió rápidamente su estrategia y entabló una relación “contra natura” con un grupúsculo liderado por el concejal Diego Zapata, denominado “Solidaridad Cívica Alicantina” (SCAL), y con un tránsfuga del PP, Ángel Mínguez. Lo que costaría a Luna, perdón, a todos los contribuyentes, esa alianza es algo que desconozco.

Allí comenzaron los “días de vino y rosas”.Juan Antonio Gisbert García como director general de la CAM y Presidente de Hansa Urbana, Antonio Mira Perceval presidente de la Diputación y Luna González alcalde de Alicante. Ebrios de poder y contraviniendo las recomendaciones de los técnicos, aterrizaron en el helicóptero como reyes magos, el 5 de enero de 1993 en la confluencia de Avenida de la Estación con Ferré Vidiella y General Lacy, de la ciudad de Alicante. “Les enseñé a comer y me negaron el pan”, afirmaba Antonio Fernández Valenzuela cuando dimitió como presidente de la Diputación Provincial, al que quisiera oírle. Valenzuela colocó a Luna como sucesor suyo en el partido, a Mira como sucesor suyo en la Diputación y a Gisbert lo promocionó, enfrentándose a Juan Lerma, a la dirección general de la CAM.

Siendo alcalde, Luna impulsó la solución a la urbanización del PAU 4 o “campo de golf”, estancada durante la época de Lassaletta. El conmilitón de Luna, Juan Antonio Gisbert, el “genio tenebroso”, presidente de Hansa Urbana, tenía prisa por arreglar el tema por diferentes motivos. Pero no nos perdamos; en 1995 Luna pierde las elecciones y por primera vez desde 1931, la derecha asume el poder en el Ayuntamiento de Alicante.

Luna “caracolea” durante un año, se aprueba definitivamente el PAU 4 y se marcha del ayuntamiento. En 1996 se marcha de concejal del Ayuntamiento de Alicante y entra a formar parte, como abogado urbanista; él, que no había ejercido de abogado y menos de urbanista en los veinte años anteriores, en el despacho de Santiago Pérez Segura, quizá el abogado urbanista que más negocio tenía, en Alicante y en los alrededores. Allí estuvo el tiempo necesario para saltar como ejecutivo de Enrique Ortiz e Hijos Empresa Constructora. “Estoy con Pérez Segura a comisión por mi trabajo, si no consigo clientes no cobro”, me dijo Luna una tarde aparcando la moto en la Torre Provincial alicantina.

Pero Enrique es como es y Luna nunca se caracterizó por su, digamos, celeridad en el trabajo, más bien le gusta la guitarra, el barrio, el bar El Luís y por ahí. Se marchó de Enrique Ortiz e Hijos, empresa constructora y aterrizó de Director General de Hansa Urbana S.A., comandada por Rafael Gálea Expósito y cuyo Presidente, durante muchos años y contraviniendo la tradición en la Caja de Ahorros del Mediterráneo, fue Juan Antonio Gisbert García, ¿me siguen?.

¿Cómo el alcalde que tuvo tanto protagonismo en la recalificación urbanística del PAU 4 con diferencia a las superficies previstas, cuyo propietario era Hansa Urbana, puede cinco años más tarde ser el director general de la citada empresa constructora?. Eso es algo que no me he podido explicar nunca puesto que las explicaciones que encuentro son todas, digamos, sospechosas.

Pero Gálea tampoco es persona fácil. Y Luna, al cabo de cierto tiempo, se marcha de director general de Hansa Urbana S.A. y decide volver a la política aprovechando que en el PSPV reinaba la quinta maravilla del credo: Joan Ignasi Plá y su sucesor Jorge Alarte. Y como tiene un piquito digno de “Ramonet” el charlatán de Orihuela, pues que llega a ser diputado autonómico.

Lo macabro de esta historia es su nombramiento como miembro de la Comisión de Investigación de la quiebra de la Caja de Ahorros del Mediterráneo. Estas actuaciones son las que han dejado a la clase política valenciana, junto con la corrupción en los partidos, en una situación terrible. Imagino lo que pensaría Ángel Luna, como miembro de la citada comisión, cuando interrogase a o a Pedro Hernández, Martín Sevilla o a Gaspar Hernández u otros ilustres miembros del consejo de administración y pertenecientes al camastro común del socialismo democrático y solidario.

Pero lo más triste está por llegar.

El diario Información, en su edición del 13 de marzo de 1971 publica y cito textual: “Ayer se reunieron los jefes locales del movimiento en la jefatura provincial del movimiento, por ausencia del jefe provincial y gobernador civil, presidió la reunión don José Cholbi Diego, subjefe Provincial del Movimiento”. Por si es de su interés, querido lector, tres días antes, el citado diario, órgano oficial del movimiento, en su página 15 informaba y cito textual: “Ayer se reunió el Consejo Económico Sindical de la Región Valenciana y fueron elegidos los nuevos consejeros: Jesús Aparicio Bernal, Enrique Ballenilla Fajardo y José Beviá Pastor”.

Ángel Luna González, consigue ser nombrado Vice Síndico de Agravios de la Comunidad Valenciana, uniendo su destino a una persona que fue “Subjefe Provincial del Movimiento Nacional” y cuyo jefe nacional era Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España por la Gracia de Dios y Generalísimo de los ejércitos.

Esta es la historia del personaje, vida ejemplar. Podríamos seguir profundizando en determinados temas como la urbanización “Nova Carthago” de Cartagena, impulsada por Hansa Urbana y que ahora anda entre tribunales y abogados, pero hace muchos años que Francisco de Quevedo dejó, en sus escritos, las impresiones que le daban este tipo de situaciones que son exactamente iguales, actualizadas en el tiempo.

“yace aquí la virtud desaliñada/que fue, si rica menos, más temida/ en vanidad y sueños sepultada” (Quevedo, las 1000 mejores poesías de la lengua castellana, Ediciones Ibéricas ISBN978-84-7083-128-7, 2010).

Nos leemos pronto querido lector, mientras tanto te recomiendo “El Expreso de Medianoche” en Radio.Umh.es

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