Mare Nostrum, Un mundo difuso para una agricultura en riesgo

La hoguera de las vanidades

Valencia es una Fiesta, es una de nuestras fortalezas pero quizás ahí radique una de nuestras debilidades que tan bien aprovechan en su beneficio “otros”, al ver la alegría que compartimos y disfrutamos en estos días y que marcan también ese hecho diferencial tan nuestro.

Con los monumentos falleros expuestos en todo su esplendor, con ríos de gente recorriendo todas las arterias falleras embriagados de ese ambiente tan especial de la “millor festa del mon”, nos disponemos a compartir con el mundo la ceremonia de la purificación, con la llegada del equinoccio de primavera, a través del fuego. En él queremos quemar todo aquello negativo que nos rodea y que nos hace recordar aquellas hogueras que el dominico Girolamo Savonarola encendía en la Plaza de la Señoría de Florencia, allá por el s.XV, conocidas como “hogueras de las vanidades” y en las que, salvando las distancias, también buscaban quemar todo aquello que consideraban dañino por sustentarse en la vanidad y superficialidad del hombre, especialmente la corrupción, el lujo desmesurado, el afán de poder y riquezas etc.

Como herederos de ancestrales tradiciones que hemos sabido elevar a la categoría de espectáculo universal, seguimos padeciendo ese peaje que llevamos escrito en nuestro ADN como pueblo. Orgullosos de lo propio y de poder compartirlo, nos dejamos llevar en los momentos importantes por ese temperamento forjado durante siglos, el cual potencia que dejemos de lado muchas veces objetivos comunes que nos beneficien a todos por cuitas internas e intereses creados que nos han relegado históricamente y, especialmente, desde la fatídica Batalla de Almansa en el escenario de la política nacional durante los últimos 300 años.

No sólo en la recuperación de nuestros Derechos Históricos que a otros se les concedieron, sino también en todas aquellas cuestiones que venimos reclamando a los distintos gobiernos de España con justicia. El tema de la infrafinanciación ha quedado bastante claro esta semana con el Informe de evaluación del actual sistema de financiación presentado por el Conseller Moragues al Consejo de Política Fiscal y Financiera, con datos del propio Ministerio y que sus propios expertos ratifican con la contundencia de sus declaraciones, “Valencia tiene motivos para poner el grito en el cielo”, añadiendo que es difícil encontrar una respuesta ”comprensible”. En dicho Informe se pone el acento en que no es suficiente el ahorro en el gasto, que en nuestra Comunitat está siendo ejemplar, ya que la cuestión es que el coste per cápita para sufragar la sanidad, la educación y los servicios sociales es inferior a la media nacional. Tan sólo en cuatro años, desde 2011 hemos recibido casi 6.000 millones menos que la media, o lo que es lo mismo, con la misma aportación por ejemplo que ha Extremadura, la Comunitat hubiera recibido casi 7.500 millones de euros más de lo recibido.

Ya lo expresaba de forma categórica el gran jurista valenciano, D. Fernando de Rosa, en el transcurso de la Conferencia sobre el Derecho Histórico Valenciano que impartió en el Foro d’Opinió de Lo Rat Penat. Una exégesis que refirió un pormenorizado recorrido histórico, constatando una vez más como esta tierra ha sido relegada en sus prioridades y reclamaciones, siempre desde la solidaridad, la responsabilidad y la lealtad ante otros territorios, y eso no es justo. Por ello, dispongámonos a quemar en esa hoguera de las vanidades todo aquello negativo que lastra nuestras potencialidades como pueblo. Que el fuego purifique todos aquellos elementos positivos que nos permitan acometer juntos un futuro mejor. La sociedad valenciana y recojo aquí las palabras del Magistrado, tras la aprobación de nuestro Estatut, “debe estar orgullosa de recuperar un derecho histórico que nos identifica como pueblo”, sin que ello haya supuesto una vuelta al pasado de una sociedad que siempre ha estado a la vanguardia. Desde esa lealtad histórica, castigada injustamente, debemos seguir perseverando en la reclamación de aquello que nos pertenece de iure. Y aunque muchas veces la algarabía de la fiesta reste sobriedad y contundencia a nuestras reivindicaciones, no podemos olvidar, y aquí concluyo haciendo mío el final de la conferencia del Magistrado, “que los valencianos siempre hemos reclamado lo nuestro. Nada más y nada menos”. Aunque ello haya supuesto quemarnos en nuestra propia vanidad.

Juanvi Pérez

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