Mare Nostrum, Un mundo difuso para una agricultura en riesgo

La recta final

Tras el puente festivo iniciamos una semana que nos deparará el pistoletazo de salida a las elecciones del 24-M.

Este jueves se inicia la Campaña Electoral y el vértigo empieza a hacer mella en todo el espectro electoral de la izquierda. Una larga precampaña iniciada tras la incontestable victoria de Rajoy en las Generales, para resarcirse de un resultado que confirmaba el fracaso de sus políticas. Las mismas que una y otra vez, cuando tienen responsabilidad de gobierno, nos llevan a la ruina. Tres años en los que el Partido popular no sólo ha tenido que luchar contra una crisis inmisericorde y una opinión pública zarandeada por una Izquierda abonada a su estrategia de tierra quemada, cuyo único objetivo, cuyo punto único de su ficticio programa es tirar al PP como sea.

La verdad es que para los populares, haber llegado hasta las mismas puertas de las elecciones es todo un éxito, con la que ha caído. Pero ahí es donde se ven los verdaderos proyectos políticos, su solidez, consistencia y compromiso. Centrados en las distintas responsabilidades de gobierno, el no haber entrado al trapo de las constantes provocaciones de una Izquierda desatada y además, habiendo invertido todos los indicadores de una economía en quiebra ante el asombro de propios y extraños, está marcando esta parte final de la precampaña y el inicio de la Campaña más incierta desde el punto de vista de los resultados que se recuerda por estos lares.

Llegamos a la recta final y todos se aprestan para conseguir ese preciado tesoro, todavía oculto en ese fondo demoscópico del 30/40 % de indecisos, que al final serán determinantes para la nueva configuración política de esta tierra. Por ello, las últimas encuestas ad-hoc presentadas por la Izquierda, en las que prácticamente el PP ni pintaba, son una muestra más de ese nerviosismo de aquellos que vendieron la piel del oso antes de cazarlo.

Una guerra demoscópica que tiene alterada a las formaciones de la izquierda, ya que la fragmentación y el temido 5% de la barrera electoral, más la amplitud de ese voto oculto con un marcado sesgo hacia el centro-derecha, genera una ansiedad que viene a justificar esa desmesurada teatralización de la vida política de sus principales actores, que no dudan en sacar el dedo inquisidor contra los populares, en el mayor alarde de cinismo y doble moral que haya conocido la política valenciana.

La Izquierda en general y la valenciana en particular se lo tiene que hacer mirar, porque no se puede convulsionar constantemente a una sociedad que necesita estabilidad, esperanza y una visión positiva tras estos duros años. Parafraseando a Kennedy, la izquierda ha de fijar un final a esa praxis política del todo vale. Si no, la Política marcará el final de la Izquierda. No pueden seguir perdidos bajo los cascotes de ese Muro, que ellos mismos levantaron. Y ante ese lamentable espectáculo, el PP sigue su rumbo impasible, sorteando un mar de dificultades, pero consciente de que solo los que perseveran alcanzan el objetivo. Reconstruir otra vez un entorno favorable para que esta sociedad cada vez más cosmopolita se empodere a sí misma, consciente de sus enormes potencialidades cuando hay un buen timonel marcando el rumbo.

Una sociedad que ahora empieza a ver con mayor optimismo un futuro más prometedor, desde esa esperanza que nos planteaba Václav Havel, «La esperanza no es la convicción de que las cosas saldrán bien, sino la certidumbre de que algo tiene sentido, sin importar el resultado final.» Los ciudadanos son lo primero y ese principio ha estado presente en la acción de gobierno de los populares, que lo han mantenido conscientes del coste electoral y la desafección que ha supuesto aplicar un programa reformista como nunca se ha afrontado en este país desde la implantación de la Democracia. Un programa y unas medidas que la contundencia de los datos confirman que nos han sacado de la crisis. Nadie dijo que esto iba a ser fácil. Pero ante las propuestas que el frentismo presenta a la sociedad, debe haber un Partido que desde la estabilidad y la fortaleza interna, apueste por esa verdadera regeneración que nos permita ir avanzando en ese ideal de Democracia que debemos perfeccionar entre todos.

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