La veda está abierta

La veda está abierta. La oposición busca debajo de las piedras motivos suficientes para que, si hay suerte con el juez, el PP vuelva a tener imputados de relumbrón, ahora que la Castedo está a punto de caer, que igual ya ha caído cuando estas líneas sean publicadas. En el PP, mientras tanto, juegan a eso, a que se vaya la Castedo, y a buscar debajo de las alfombras del poder que atesora para evitar que cuando nomine a sus candidatos sus rivales tengan munición conque atacarles. Ese es el juego ahora.

Lo de que la alcaldesa de Alicante vaya a salir o no en las próximas horas en la foto con el Rey, Rajoy y Fabra me parece un detalle menor, como se está encargando de demostrar estos días con su propio ejemplo “el pequeño Nicolás”, poseedor de un álbum de fotos que ni Pepe Cholbi, hoy síndic de greuges, y durante 50 años imprescindible en cualquier sarao público en ésta y otras comunidades: a ver qué culpa tendrán los políticos y personajes populares de las andanzas particulares de quienes piden fotografiarse con ellos antes de que éstas sean conocidas. Seguro que no todos los que se hagan un selfie con Bustamante -por poner un ejemplo- son unos benditos de Dios. Y no por eso, si se descubre en el futuro en alguno de ellos cualquier tipo fechoría infame punible o no, cabrá recriminarle al famoso la foto de marras junto al mal ciudadano.

Elemental, aunque ahora lo evidente ya no sirva de mucho. Piénsese si no en la presunción de inocencia, definitivamente arrumbada en este país desde el momento de la expulsión masiva esta semana de militantes imputados pero ni siquiera juzgados (con Rodrigo Rato como álfil caído del tablero político en el que los muertos a nivel nacional eran siempre peones) de PP, PSOE, IU y sindicatos. Que al final todos han habido de adoptar la línea roja de Fabra (aquí sí que han caído torres bien altas, incluso alguna reina) para contener la marea. Pese a lo mucho que algunos la criticaron por lo injusta que es, una especie de Juicio de Dios en el que la bruja, para demostrar que no lo era, tenía que echar a volar justo después de ser despeñada y un poco antes de partirse la crisma en el fondo del barranco.

La veda está abierta. Y si esta última semana se ha apuntado a Eduardo Zaplana (para horror de toda su familia) en la persona interpuesta de su hija María, casada con el exsocio de un Pujol qué-más-da-cuál pero, que se sepa, en régimen de separación de bienes, la semana que viene el ojeado podría ser Francisco Camps. Otra vez. Le están buscando, como Matías Prats al conductor que tenga 15 puntos. Camps lo sabe, y, de malsueño a malsueño, se prepara. Entre sus trabajos para la universidad en la que imparte clases y la compilación de víveres en la despensa con ayuda de unos pocos por si el Octubre Rojo se vuelve a girar contra él en maniobra de “Loco Iván” aunque sea en noviembre, ni para hilar cuatro frases sobre el advenimiento salvador de Peter Lim a su querido Valencia CF tiene ya tiempo. Le vuelvan o no a disparar salvas nuevas, ya hay quien aprovecha la pólvora mojada del llamado “Caso de los Trajes” para redondear los tuits con Bárcenas, Rato, Acebes y alguno más, metidos todos a la fuerza viral en un injusto mismo saco para situaciones judiciales bien distintas. Que, en el caso de Camps y por si alguien se olvida, acabó con juicio resuelto favorablemente para él. “Inocente” dicen los próximos, “no culpable” por falta de pruebas espetan los demás, “absuelto” cree el común.

Además este domingo, ahora de los Difuntos, antaño de las Ánimas, tiene un aroma político especial, a escasas horas vista de que el CIS nos diga que Podemos pisa los talones en intención de voto o en lo que sea al PP, superado ya con mucho el PSOE. El CIS no siempre tiene que servir, como muchos maliciosos se barruntan, a los intereses del partido gobernante; también podría hacerlo por una vez al interés superior de la estabilidad del país -como otros suspicaces se malician-, alentando, llamando al voto útil. Porque la veda, también al otro extremo de la escopeta, está abierta.

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