Mi gozo en un pozo

 

Tengo que reconocer que me produjo un cierto sobresalto, leer la noticia de que el Presidente del Tribunal Supremo y del Consejo de Poder Judicial, había criticado, en la apertura del año judicial, que el sistema de elección de los miembros del Consejo que preside, respondiese a cuotas de poder. La mutación del ánimo era producto de una inusitada emoción.

Por fin, alguien estaba dispuesto a poner de manifiesto la corrupción del sistema democrático, evidenciada en que los partidos, que el menos en parte están integrados en el ejecutivo, siguiendo las instrucciones de sus presidentes o secretarios generales emiten su disciplinado voto en el legislativo y, por si faltaba algo, designan, en este caso, a los miembros del Consejo del Poder Judicial, también según su poder basado en los votos obtenidos en los comicios.

Que esa alusión a las cuotas de poder en la designación del Órgano supremo de los Jueces, presagiando la corrupción del sistema, la haga quien tiene la máxima responsabilidad en ello, no dirán ustedes que no era para sentirse lleno de optimismo, esperando de ello la solución de muchos problemas.

Además, venía esta denuncia, después de que el Fiscal General del Estado estableciera sus reservas a la reforma del Procedimiento Penal, alegando como argumento, la escasa independencia de los Fiscales, que conduciría a sesgos importantes en la instrucción sumarial, que se pretende poner bajo su competencia.

Pero todo mi optimismo se vio derruido cuando el señor Presidente, aclaró que frente a la elección basada en cuotas de poder, debería de implantarse un sistema de elección basado en el máximo consenso de las diversas fuerza políticas. O lo que es lo mismo, que sigan siendo las fuerzas políticas que componen el poder legislativo y, en ocasiones, parte de ellas presentes en el ejecutivo, las que decidan por un dudoso consenso, la designación de los miembros del Consejo del Poder Judicial.

¿En qué proceso puro de consenso está pensando el señor Presidente? ¿Cuándo no es ya posible más consenso? ¿Cuándo es el momento en el que las mayorías aplastan a las minorías, alegando imposibilidad de consensuar?

Lo del Presidente del CGPJ, dado que no puede ser ingenuidad, qué es. Ahí, en el pozo, acabó mi gozo. Trataré de recuperarme del infausto acontecimiento, hasta que reciba nuevo impacto. Así es la vida, al menos, en esta nuestra España.

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