Enrique Arias Vega, colaborador en Valencia News. Más fácil protestar que hacer

¿Para qué sirvió la amnistía?

Uno se siente personalmente bobo cuando una juez argentina ordena la detención de dos ex ministros de Franco y otros políticos prehistóricos para acusarles de delitos contra la humanidad.

Me explicaré.

Uno, que pasó varios años militando en la clandestinidad antifranquista, se desgañitó gritando aquello de “libertad, amnistía y estatuto de autonomía”.

¿Recuerdan? Era una parte importante para conseguir la paz y la democracia. Y se consiguieron.

La amnistía llegó, a trancas y barrancas, pero llegó. La ley definitiva: la del 15 de octubre de 1977. Se trataba, en esencia, de hacer borrón y cuenta nueva para fabricar así una sociedad más justa y fraterna.

A consecuencia de amnistiar los recientes delitos de ETA salieron de la cárcel unos 90 criminales etarras, del GRAPO y similares. En agradecimiento, algunos de esos mismos terroristas se pusieron inmediatamente a matar de nuevo. Con más saña e intensidad que antes, incluso.

Ya ven qué cosas.

Aun así, llevamos 47 años consecutivos de democracia en España: algo que no había ocurrido nunca en este país y de lo que pueden presumir pocas naciones.

Ahora viene una señora argentina, María Servini de no sé qué, a removerlo todo. ¿No estaban amnistiados todos los delitos de intencionalidad política cometidos en nuestro país hace 50 ó 70 años?

Según algunos, al parecer no. Pero también, según eso, habría que pedir la vuelta a la cárcel de todos los etarras y demás asesinos amnistiados.

Como se ve, es cuestión de óptica. Intentamos todos los días reescribir la historia a nuestro gusto: cambiando retrospectivamente las leyes, pasándonos la

Constitución por el forro, votando la última ocurrencia de alguno y hasta añorando lo que nunca ocurrió. ¿Somos simplemente ingenuos? ¿O somos algo más perverso y complicado que eso?

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