Enrique Arias Vega, colaborador en Valencia News. Más fácil protestar que hacer

Putas y drogas

Ignoro cómo puede contabilizarse el consumo de putas y de drogas en la Contabilidad Nacional. Lo cierto es que los expertos —en la contabilidad, no en lo otro— estiman que esta actividad ilegal supone el 4,5% del PIB nacional, o sea, de todo lo que producimos en un año, incluida la ampliación del Canal de Panamá, el tren de alta velocidad a La Meca, La Seguridad Social, toda la enseñanza en los diversos grados, etcétera, etcétera.

¡La leche! Y no sólo eso, sino que va ascendiendo.

No sé, repito, cómo se contabilizan estas cosas, lo mismo que otras actividades ilegales semejantes, como los asesinatos. ¿Y si introdujésemos la producción de estos crímenes en el PIB, no saldríamos todos ganando, no resultaríamos más ricos que antes? Sus autores, incluso, podrían acogerse a alguna amnistía fiscal y tributar por lo ya realizado, sin multa alguna. Pensemos que sólo lo que gastamos en sexo y en estupefacientes es más de lo que consumimos en alimentos de todo tipo. ¡La releche!

Imagino que estas cosas se contabilizarían en asientos como los que nos enseñaron en 1º de Económicas: “Proveedores a Drogas”, por ejemplo, o “Putas a Clientes”, cuando de eso se trate. Y todos tan contentos, porque ha quedado clarito, ha crecido el PIB y no se han blanqueado las ganancias en Suiza o en Andorra, como vienen hacen otros hasta ahora.

Estas cosas se pueden tomar a chunga, pero revelan muy claramente la descomposición de una sociedad que ha pervertido sus valores y a la cual todo le está permitido con tal de ganar dinero.

¿Y con estos valores y esta filosofía nos permitimos rasgarnos las vestiduras por las tarjetas opacas de las Cajas y otras sinvergonzonerías, cuando muchos de nosotros habríamos sido los primeros en aprovecharnos de ellas?

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