Sin tele no somos nadie

Alguien lo dijo una vez: “Lo mejor para salir en televisión es haber salido en televisión”. Tenía razón: si no sales en la tele, no eres nadie; y si lo haces, ya eres famoso aunque no te dediques a nada en la vida real.

Quien está más convencido de esto es el presidente de la Diputación valenciana y alcalde de Xátiva, Alfonso Rus. Por eso, acaba de destinar 3,2 millones —tan necesarios en tantas cosas a las que ahora no se llega— para un nuevo canal público de carácter provincial. Con la burda sinceridad que le caracteriza, ha explicado: “En una televisión pública sale más el que gobierna que el otro”.

Eso lo sabían muy bien Eduardo Zaplana y Paco Camps, que hicieron un uso partidista y personal de Canal Nou, alcanzando unas cotas de conocimiento por parte del electorado del 100 por 100.

A Alberto Fabra, en cambio, le conoce tan poca gente que se está arrepintiendo del cierre de una tele que le ha costado casi tanto como haberla mantenido abierta el año que lleva cerrada.

Él es el verdadero damnificado por su desaparición y no aquellos otros políticos que plañían como Magdalenas el día del cierre —Enric Morera, Mónica Oltra, Marga Sanz, Josep Moreno,…—. De ahí el que haya en el PP de la Comunidad Valenciana, condenado al batacazo electoral, quienes añoren un canal televisivo maestro del autobombo.
Se explica así que casi todas las Comunidades Autónomas tengan canales públicos —algunas, hasta cinco— mientras que los ciudadanos carecen de prestaciones reales, necesarias y posibles.

De esta gestión, esta falsa austeridad y este derroche propagandístico no tiene culpa la política restrictiva de Angela Merkel, en cuyo país existe una televisión pública bien modesta, sino la insaciable megalomanía de nuestros mediocres políticos.

Ir arriba