Tiempos de Rebeldía

Ya lo veníamos advirtiendo, este verano se presentaba de lo más agitado desde el punto de vista político y la verdad es que no está defraudando a nadie. Ni la intensa canícula que parece que quiere remitir un poco su intensidad ni la multitud de Fiestas a lo largo y ancho de nuestro territorio, ni el abrasivo carrusel informativo que señala todos los días a esta tierra han podido bajar la intensidad del debate político que sigue avanzando inexorable hacia su puntual cita electoral.

En ese escenario, algo se está moviendo en el ADN del PPCV y es que al final ese vínculo de sumisión ante la agobiante presión centralista de Madrid se está rompiendo. El Presidente Rus ha vuelto a poner el dedo en la llaga, abanderando una reivindicación que debería unir a un pueblo en busca de un objetivo común, pero que otra vez sigue demostrando el por qué de nuestro retraso histórico. Somos un gran pueblo, asentado en una tierra excepcional, pero aquí, en esta tierra de emprendedores, nunca hemos podido aunar esfuerzos en pos de lo realmente importante, alzar una única voz ante Madrid que realmente fortaleciera nuestra posición y nuestra imagen. Siempre nos quedamos en lo anecdótico y accesorio.

Ni la clase política, ni los empresarios, ni la tan recurrente «sociedad civil», han podido marcar a lo largo de la historia unos items que delimitaran claramente nuestras prioridades y reivindicaciones como sociedad moderna por encima de los intereses de lobbies y fuera de la lucha política que emponzoña cualquier cuestión por estos lares. Los intereses particulares siempre han prevalecido y eso siempre ha jugado en nuestra contra. Amenazas y Debilidades.

Y al final, no estamos hablando de enrocarse en una posición insostenible, más bien todo lo contrario. Se trata de generar expectativas, de fortalecer nuestros vínculos históricos, de relanzar la verdadera imagen de una tierra vilipendiada por propios y extraños, de rebelarse contra la injusticia, financiera y mediática, que busca romper las costuras de esta Comunitat crisol de culturas.

Ya está bien de utilizar a esta tierra para lavar la inmoralidad de toda una sociedad que sigue sin ver la viga en ojo propio y alza su dedo acusador a golpe de sentencia mediática. El meninfotisme que imprime nuestra existencia no es óbice para que de vez en cuando se alce un Vicente Domenech de turno y consiga aunar ese espíritu colectivo que nos ha permitido también realizar grandes gestas, no solo al grito de Desperta Ferro.

Hay quien busca que los árboles tapen el bosque, en una tierra donde a pesar de los errores que toda gestión de lo complejo comporta, son infinitos los aciertos que nos han hecho avanzar a lo largo de estos años, cualitativa y cuantitativamente como sociedad. El President Fabra y todo el PPCV no deben abandonar ese discurso reivindicativo. Esa línea marcada debe ser un punto de inflexión para esta sociedad embarcada en un complicado proceso de regeneración que el Partido Popular intenta liderar en una azarosa travesía salpicada de dificultades. Fortalezas y Oportunidades.

No podemos dejarnos llevar por la desazón, porque a pesar de los palos en las ruedas, esta sociedad sigue avanzando en su laborioso día a día. Somos un pueblo orgulloso y nuestra impronta debe dejar marcado el camino a seguir. En el gran tablero de ajedrez de la política nacional, esta Comunitat disfruta de una disposición estratégica que la hace insustituible para aquellos que intenten disponer de una posición ventajosa en el juego político que se avecina y eso hay que ponerlo en valor. Y para ello es imprescindible mantener esa posición en el juego, sin retroceder, rompiendo el bloqueo al que nos tienen sometidos.

No es momento de complejos, sino de firmeza ante la convicción de que estamos haciendo lo que creemos que es justo. Ni más que el resto, ni menos que los demás. Así de sencillo y así de complejo.

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