“Alborán”, un Ferrari en la ruta de Ibiza

Desde el viernes pasado, el buque de alta velocidad “Alborán”, de la compañía Trasmediterránea, ha comenzado a operar entre Valencia y San Antonio de Ibiza como una lanzadera. Pasa la noche en nuestro puerto y va y viene durante el día. Y navega a una velocidad que puede llegar a los 47 nudos (87 kilómetros por hora) aunque a esa punta no se recomienda habitualmente debido al alto consumo de combustible que reclama.

Ignacio Aguilera, vicepresidente de Trasmediterránea, calificó al “Alborán” como “un ferrari del mar” en su discurso de presentación a agencias de viaje y consignatarios del plan de trabajo de la compañía para comunicar Valencia e Ibiza durante este verano. Con dos buques, el rápido y el ferry “Scandola”, de velocidad convencional, esperan hacer 658 escalas y transportar 28.000 vehículos y 220.000 pasajeros. “Es mucha gente —dijo—. Es como algunas importantes ciudades españolas”. Pero Aguilera puso el acento en un tipo de viaje corto, diseñado sobre todo para gente joven y desenfadada, adaptado casi al concepto de un “mini crucero”. No en balde el “Scándola” ha habilitado una generosa terraza bar para que las siete horas de viaje nocturno se hagan más cortas.

Los que han tenido la suerte de estar en popa del “Alborán” hablan y no paran: cuando el buque alcanza su velocidad de crucero, en altamar, las cuatro turbinas impulsoras levantan columnas de agua espectaculares. Y es que este buque rápido, construido en Tasmania en 1999, tiene dos afiladas proas y diseño aerodinámico que le permite navegar muy bien. Cuatro motores diesel Caterpillar, de cuatro tiempos, con 18 cilindros en V cada uno, de 280 mm de diámetro por 300 mm de carrera impulsan  a otros tantos “water jets” LIPS 150/3D configurados para gobierno y marcha atrás. Claro que esta máquina de navegar, este “Ferrari del mar” consume unos 3,300 litros de combustible por hora, razón por la que Trasmediterránea lo reserva para las líneas de muy alta ocupación.

Pero lo que más fascina al visitante del puente de mando es la aparente facilidad con que se puede manejar. Dos pantallas, la de radar y la del sistema AIS, que identifica toda clase de buques y accidentes de la costa, lo gobiernan todo. Del instrumental, como se puede ver en nuestra foto, lo esencial son los mandos de velocidad, que se impulsan adelante y atrás como los de cualquier lancha motora o cualquier avión.  Pero lo muy sorprendente es el mando del timón, una ruedecita no mucho mayor que un reloj de pulsera que se apoya en un eje que emerge del reposabrazos del sillón del piloto principal de la nave. Pensar en los tremendos esfuerzos de gobierno de la nave de los timoneles del pasado, agarrados a sus ruedas de dos metros de diámetro, emociona a la vista de este sistema electrónico que lo reduce todo a una apariencia de juguete.

En el puente, que lo gobierna todo, el instrumental parece sencillo y eficiente. Lo más complejo, que es la maniobra de atraque, está resuelto con buenas visiones laterales. Por lo demás, el catamarán rápido, que en sus dos primeros años se llamó “Avemar” y trabajó para Buquebús, puede albergar a 880 pasajeros cómodamente sentados, además de embarcar 260 vehículos y más de 300 metros lineales de camiones. Los billetes de primera clase ofrecen catering y asientos espectaculares y el buque tiene tiendas, cafetería y todas las comodidades precisas para un viaje corto.  Sale de Valencia a diario, a las 14’35 y llega a San Antonio a las 17’30; a las seis y media de la tarde partirá del puerto ibicenco para entrar en Valencia a las 21’25 de la noche.

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