Historia del ‘agua’ más popular

 

Valencia 1956, Constante Gil Rodríguez, natural de Taragoña (La Coruña), adquiere la Cervecería Madrid. Tras unos años trabajando en ella el pintor compra la taberna a Santiago y Pepe. Desde entonces, la cafetería se convierte en punto de encuentro de artistas, escritores, políticos, cineastas y personalidades del mundo cultural y social de la época. La Cervecería Madrid se posiciona como un importante espacio donde tienen lugar importantes tertulias literarias, artísticas, políticas y sociales en un momento de transformación política.

Por aquel entonces se populariza la taberna, no solo por su fuerte vinculación al mundo artístico y político, también por su combinado estrella: el agua de Valencia. Eran tal la fama de esta bebida que todo aquel que visitaba la ciudad no dudaba en pasarse por la cervecería a tomarse una refrescante copa del cocktail compuesto de: cava, zumo de naranja, ginebra y vodka. El agua de Valencia desbancó al Rocafull, hasta entonces el combinado estrella del local. 

La Cervecería Madrid estaba situada en el corazón de Valencia, gozaba de una excelente ubicación ya que estaba próxima tanto a teatros, galerías de arte, talleres y estudios de fotografía. El café se convirtió en lugar de reunión de reputados abogados, que jugaban al ajedrez en la intimidad de sus paredes y pintores valencianos como Uiso Alemany o Rafa Calduch, que junto a Constante Gil fundaron el Grupo Bulto. No se puede entender este grupo artístico sin la cafetería, ya que en ella se forjó su manifiesto y se exhibieron sus creaciones. Las paredes de la cervecería se convirtieron en una galería de arte donde, bajo la atenta mirada de Pablo Picasso, reflejada en el espejo, eran expuestas las obras del propio Constante y de los clientes y amigos de la taberna.

Durante este periodo Constante Gil comienza a pintar una serie de obras recogidas bajo el título de ‘Tertulias de la Cervecería Madrid’ donde el artista plasma sobre el lienzo las escenas cotidianas que tienen lugar en la taberna. Esta serie, compuesta aproximadamente de unos veinte cuadros, encontramos situaciones que transcurren entre las paredes de la cervecería como partidas de ajedrez, lecturas de poesía, o simplemente charlas alrededor de una mesa. Escenas cotidianas del café marcadsa por un profundo estilo naïf. 

Durante finales de los ochenta, hasta prácticamente el final de tan transitado local, en la Cervecería Madrid todas las noches había conciertos de jazz. El encargado de poner en marcha esta iniciativa fue su hijo Toni Gil, que de lunes a viernes, junto a sus jóvenes amigos de profesión Paco Aranda, Chimo Tebar y Richie Ferrer, ofrecían espectáculos musicales a los clientes de la taberna. Su hijo Manolo, pintor, también comienza a frecuentar la cervecería y a introducirse en el mundo artístico que en ella se emanaba.

A finales de los noventa, Constante Gil decide retirarse del mundo de la hostelería y dedicarse en exclusiva a pintar. Es entonces cuando comienza a exponer su obra por distintas galerías y comerciar con sus pinturas, muchas de ellas están distribuidas por todo el mundo, en museos y colecciones privadas y en lugares como Japón o Australia. 

Constante Gil falleció el 7 de junio de 2009, con 83 años y muchas historias y secretos, como la receta de su combinado estrella el agua de Valencia, que muchos otros taberneros han querido imitar. Desde su marcha son muchos los reconocimientos que se han hecho en honor a este pintor pero sin duda alguna su memoria sigue vive gracias al trabajo de sus hijos que se preocupan en dar a conocer el legado artístico de ConstanteEl legado cultural y artístico que dejó Constante a la ciudad de Valencia fue un combinado conocido internacionalmente, una cervecería que fue pulmón de la sociedad valenciana de la Transición y una obra cargada de un gran simbolismo fiel reflejo de lo que sucedió entre las paredes de la, ya perdida, Cervecería Madrid. 

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