La moneda social de Benimaclet se acerca

Benimaclet lleva dándole vueltas a crear una moneda social hace tiempo. La asociación de vecinos decidió volver del pasado verano con un estudio sobre la conveniencia o no de lanzarse a la aventura y, tras seis meses de puesta en común, el próximo viernes, 14 de marzo,  el barrio da un nuevo paso.

A las 19.30 horas, tendrá lugar en la sede de la agrupación de residentes una charla sobre «Moneda Social, una alternativa económica participativa y solidaria». Correrá a cargo del Grupo de Intercambio Valencia Norte-Horta Nord.

Esta vendría a engrosar la cifra nada desdeñable de experiencias de pago alternativo de España. Superan las 70, Orué, Uma, Zoquito, Eco, Res, Boniato, Ecosol, Expronceda, Jara o Pita entre otras, generadas por asociaciones de comerciantes, agrupaciones de vecinos, cooperativas, grupos de profesionales autónomos, redes de empresas…

La base para estudiar introducir una moneda propia en Benimaclet para fomentar el negocio local es reaccionar «frente a un sistema económico que ignora las necesidades de los individuos». Con la moneda social se fomenta «la confianza, integridad y equidad» sin distinción de edades o situaciones personales laborales o económicas. De hecho, «las personas sin recursos pueden integrarse en la red y cubrir sus necesidades básicas» gracias a ella, razonan desde la asociación.

Partiendo de las premisas de los ponentes, Benimaclet estudia el valor de cambio de las redes locales de intercambio, que permiten «intercambiar alimentos, bienes, servicios y conocimientos sin necesidad de dinero, con criterios de justicia social y ecológica; valorar los conocimientos, el trato y la responsabilidad de cada uno fomentando la solidaridad y la reciprocidad multilateral; y favorecer el desarrollo de los participantes».

El desarrollo que ha tenido el Orué en Ruzafa puede servir de inspiración en la ciudad. Ésta nació a partir de la iniciativa de Russafa Innova, con el apoyo explícito de la Asociación de Vecinos de Russafa, la Asociación de Comerciantes Russafa-Gran Vía, la Asociación de Hosteleros, la Escuela de Artesanos, el Instituto Blasco Ibáñez, y asociaciones culturales, como Jarit.

“Es virtual para evitar el gasto de imprimir el billete y las falsificaciones y, sobre todo, para evitarles a los comerciantes el tener que hacer una doble caja”. El usuario dispone ya de una tarjeta individual y personalizada que sirve para “autenticar” el cliente de esa ‘banca online’. Las recargas en la cuenta se hacen a partir de un saldo inicial de 10 orués y la interacción se realiza exclusivamente con los comercios adheridos a la iniciativa.

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