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Los dardos envenenados de Oltra no casan con su mirada

Mònica Oltra, candidata por Compromís a la presidencia de la Generalitat, sigue de tourné televisivo. La aparición más reciente ha sido en el programa Els Matins de TV3. Esta vez no ha sido en plató, sino por conexión en directo entre el centro de emisiones de Sant Joan Despí (Barcelona) y Valencia, donde el escenario acompañaba al contenido y tono del discurso de la presidenciable. Que la nacionalista haya contestado a todas las preguntas de la periodista Lídia Heredia sin esquivarlas no sorprende a nadie. Que a las más ‘delicadas’, llevado el discurso a su terreno, demuestra lasa tablas de la política. Lo que ha sido llamativo que a lo largo de los 20 minutos que ha durado la distendida entrevista ha sido el lenguaje, las formas y el tono de Oltra.

Si se analiza una entrevista concedida hace tan sólo 15 días con ésta, el espectador podría llegar a decir: ¡qué le han hecho a mi Oltra! ¡a mi Mònica me la han cambiado! Nada agresiva, nada combativa, nada que ver con la de las camisetas. Entonces es cuando hay que hacer tocar tierra a los que tienen esa imagen en su retina. El 24M marca un antes y un después y en la hoja de ruta está claramente marcado que la líder de Compromís tiene que mostrar su cara más amable, su talante, carácter conciliador, positivo, argumentativo, negociador… Pero, como ha dejado claro por mucho que ha intentado adornar el mensaje, con su posicionamiento esencial inamovible; y no porque su formación no esté dispuesta, sino porque -¡mira tú por dónde!- los terceros invitados para jugar al corro son los que no participan si no se parte de sus reglas -que con las que a Oltra, a priori, le marca un golazo al PSPV y alerta a los socialistas que el Scattergories es suyo, de ella-.

Vayamos a la entrevista. Ambiente cordial, distendido. Oltra inicialmente, aparentemente, en general: cómoda y sacando lo mejor que lleva dentro; una entrevista para lucirse, proyectarse, asegurarse repercusión en otros medios de comunicación, dar titulares, pulsar ambiente para ver reacciones, medir fuerzas y marcarse un farol -real o ficticio- de cara a los ciudadanos y su contrincante, al que de esta manera -sin dejar nunca su sonrisa en la boca- le lanza varios dardos envenenados.

Sus palabras, bien próximas, que todo el mundo la entienda, alejadas de tecnicismos y similares que puedan herir sensibilidades. Un registro la mar de cotidiano -‘valencià de carrer’-: mos, lo, sinvergüenses

El contenido de su mensaje: de toda una Molt Honorable. A la pregunta sobre si Ximo Puig será quien releve a Fabra, Oltra ha dejado claro que no es que ella no quiera, que Podemos no está por la labor y para reforzar su argumento nos ha dado una lección de matemáticas, recordando con rotundidad que entre PSPV y Compromís hay un ‘empate técnico’ en las Corts y que si el futuro presidente tiene que contar con el respaldo de los diputados necesarios 32 (suma de Compromís y Podemos) es más que 23 (parlamentarios socialistas). Si el objetivo es lograr un acuerdo para conseguir un pacto de izquierdas y Oltra se escuda en que Podemos no quiere a Puig como presidente, la respuesta de Mònica a la pregunta de si se ha planteado una alternancia de mandatos, estaba de sobra contestada; aunque muy diplomáticamente ‘aún queda mucho por negociar hasta que se llegue a un acuerdo. Se podría llegar hasta la primera semana de julio».

Preguntada por el futuro de la Ley de Señas de Identidad, no ha entrado al trapo, y, ávidamente, no ha hecho ninguna alusión a temas lingüísticos sino que varias veces ha señalado que se trata de una ley ‘anticonstitucional, totalitaria y de regímenes no democráticos’. La apelación a las ‘maldades’ de la aplicación de esta norma ha embravecido a Oltra, quien ha sacado del armario su discurso propagandístico -aún latente-. Pero el tiro le ha salido por la culata. Al intentar echar más leña al fuego con la pretensión de enfurecer a la audiencia y condicionar su opinión de la manera más fácil y siempre resultona: apelando a la política social aduciendo que ‘para poder recibir becas de comedor escolar se exige que hay que adherirse a ella’. Con sólo leer la Ley 6/2015 de 2 de abril publicada en el Diari Oficial de la Comunitat Valenciana sobra para ver que las afirmaciones de quien aspira a ser la máxima autoridad de los valencianos miente. Quiero entender que lo hace por desconocimiento del texto ya que durante el debate en las Corts de esta ley Oltra y toda su formación se ausentaron voluntariamente del hemiciclo. Sólo lo que conlleva la definición de ‘ignorancia‘ atenúa las afirmaciones de la líder de Compromís.

Mònica Oltra ha afirmado sentirse absolutamente hermanada con Ada Colau y Manuela Carmena, ganadoras en las elecciones municipales por candidaturas amparadas por Podemos y comparte muchos de sus planteamientos y posicionamientos.

Su posición, correcta, cercana, cómoda. Sus gestos, la comunicación no verbal, la delataron en más de una ocasión. En temas como la presidencia de la Generalitat, la Ley de Señas… la vimos rascarse por debajo de la nariz; apartar su mirada del objetivo, bajarla, mirar al cielo, perderla; fruncir la frente; tocarse el pelo; gesticular excesivamente; hacer muecas; hablar con sonrisa invertida; tocarse varias veces las gafas… Información muy importante a tener en cuenta las preguntas y que no cuadran con la seguridad del mensaje que intentaba transmitir. La palabra no iba acompañada de la expresión, algo a tener en cuenta por el adversario. Y dada la reiteración durante la entrevista, aviso para navegantes: dicen que la mirada es el espejo de alma.

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