Mariano Rajoy será, finalmente, investido el sábado presidente del Gobierno con la incertidumbre de la disciplina del voto de los diputados socialistas, divididos tras el sí a la abstención aprobado el pasado domingo en el Comité Federal. El líder del Partido Popular aceptó ayer el encargo del Rey Felipe VI y expondrá hoy su programa ante el pleno del Congreso.
Un Rajoy consciente de que la situación institucional a la que se enfrenta es complicada. De hecho, tras entrevistarse en Zarzuela con el Rey, explicó que su intención es la de encabezar una legislatura «de cuatro años» que tendrá que sustentarse en la «responsabilidad» y el «compromiso». Asimismo, Rajoy señaló ser consciente de que se enfrenta a una etapa complicada, sin la mayoría absoluta que ha tenido hasta ahora. «Soy consciente de las dificultades de gobernar en minoría», reiteró, pero el compromiso es «trabajar para que el nuevo Gobierno sea capaz, estable y duradero». En este sentido, admitió que «los resultados electorales obligan al entendimiento entre las fuerzas constitucionalistas» y la lanzó claros guiños al PSOE y Ciudadanos, de los que ha dicho que «comparten un buen número de objetivos y principios esenciales».
Plazos del debate y proceso de investidura
El proceso de investidura comenzará hoy a las 18.00 horas con el discurso de Rajoy y seguirá el jueves, a las 9.00 horas. Será entonces el turno de los portavoces de la oposición y la primera votación, en la que Rajoy necesitará 176 apoyos, con los que no cuenta, para acceder a la Presidencia. Requerirá de la segunda votación, el sábado, tras pasar 48 horas, para ser investido, al necesitar sólo más síes que noes.
Pese al desbloqueo institucional tras la formación del Gobierno, el panorama político deja grandes incertidumbres con una oposición fracturada. De hecho, en las últimas horas se ha especulado con la posibilidad de que se sumen a la rebelión en contra del abstencionismo muchos más diputados de los que han dicho desde el principio que su voto será el del no. En este caso la Gestora tendrá podría tomar la decisión de expulsarles del grupo, lo que supondría que el PSOE deje de ser la segunda fuerza con más peso en el Congreso, por delante de Podemos.