Unos a la Feria, otros a la guerra

Los contrastes en apariencia absurdos no son cosa de ahora: siempre los ha habido y siempre los habrá. En 1913, mientras los soldados embarcaban por centenares rumbo a la guerra de Melilla, la Feria de Julio estaba en su apogeo: miles de personas se reunieron en la zona de la Exposición Regional para ver despegar al aviador Demazel a bordo de su biplano.

En la madrugada del 18 de julio de 1913, la avenida del Puerto registró un constante movimiento de tropas y material militar. El Regimiento de Infantería de Guadalajara, con base en Valencia, estaba embarcando a bordo de dos buques: el “Barceló” y el “J. J. Sister”. Dos bandas de música, la municipal y la del Regimiento de Otumba, amenizaron a los soldados que, a la hora de la salida del sol, fueron despedidos en los muelles por las primeras autoridades y por cientos, quizá miles de personas.

¿Qué ocurría? Pues que la guerra de Marruecos, iniciada en 1909, estaba registrando un nuevo rebrote: la pacificación intentada con la creación del protectorado había reavivado el conflicto. Desde el mes de junio, Tetuán y Larache estaban prácticamente en guerra con la kábilas y las tropas españolas estacionadas en la colonia necesitaban más y más refuerzos. A lo largo del año 1913, los soldados españoles instalados en el norte de África llegarían a ser nada menos que 50.000.

Las revistas de actualidad, cada semana, completaban con información gráfica las generalmente malas noticias que los diarios ofrecían cada semana. “Nuevo Mundo” y “Mundo Gráfico”, igual de “Blanco y Negro” o “La Esfera”, presentaban los rostros ya familiares de los generales que estaban al frente de la campaña. Cada semana, las páginas de las revistas traían los rostros de los soldados heroicos o de los oficiales que habían muerto en combate. Aunque lo más comunes eran los reportajes sobre las evacuaciones de heridos, en ocasiones de publicaban fotos de cadáveres de rifeños muertos en los combates.

Toda esta pesada cadena de acontecimientos, que duraba desde la Semana Trágica, tenía a la mayoría de los españoles acostumbrada. De ahí que en Valencia, pese al embarque de tropas, nadie cuestionara que eso tuviera la menor influencia sobre la Feria de Julio, que el día 24 abrió su programa de festejos “con reparto de limosnas a los pobres y una retreta militar, que fue un número muy vistoso”. Ese mismo día comenzaron las corridas de toros, que se prolongaron hasta el día 29, “con éxito extraordinario, pues, a excepción de un día, llenóse la plaza completamente”, según leemos en el Almanaque de “Las Provincias”.

Pero el número de mayor fuerza popular de la Feria de Julio de 1913 se dio los días 20 y 21, cuando se anunció que el aviador Lucien Demazel iba a dar espectáculos aéreos utilizando para ello una pista habilitada en la zona de la Exposición Regional. “A presenciarlos acudió un gentío inmenso, que elogió la pericia del aparato volador”, dice el Almanaque en cuestión.

La historia y avatares de los edificios de la Exposición Regional en los años inmediatamente posteriores a los certámenes de 1909 y 1910 ha sido poco estudiada. Sabemos lo que se derribó y por qué, pero no se ha reconstruido un calendario de cómo fue trabajando la piqueta; lo que sí se sabe es que en años sucesivos, como en 1913, todavía se usaron varias instalaciones para algunos festejos de la Feria de Julio.

En todo caso, en la zona izquierda del edificio de Tabacalera y del palacio municipal, en lo que hoy es calle del Arquitecto Mora, se había producido en 1913 suficiente despeje de pabellones de empresas como para improvisar una pista de despegue. No se sabe si el pabellón de la Agricultura, que cerraba el recinto por esa parte ya había desaparecido, o si sobrevivían los pabellones de la Diputación y Real Patrimonio; pero Demazel, que durante el verano de 1913 fue de fiesta en fiesta por todas las grandes ciudades de España haciendo exhibiciones con el biplano de su construcción despegó varias veces entre los aplausos del público.

En la foto, a la izquierda, podemos ver, mientras el aparato de Demazel despega, el edificio de Tabacalera, hoy sede municipal. Ese edificio, en 1909 había sido pabellón de la Industria de la Exposición Regional y lugar de exhibición del primer aeroplano que vieron los valencianos, el de Juan Olivert, que por primer vez voló en las campas militares de Paterna.

PUCHE 

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