La imagen de la paella con chorizo que el chef británico subió hace unos días a Twitter ha indignado a paisanos y visitantes conocedores del plato valenciano por excelencia, la paella. Cierto es que cada comarca, o incluso cada pueblo, tiene su propia manera de hacer la paella. Con alcachofa en Castellón, con conejo y pollo en Valencia, o con pato en l’Albufera, con albóndiga en ciertas localidades de La Safor, con pimiento en muchas de la mitad sur de Valencia… Si lleva marisco ya hablamos de una paella marinera, y sí, tampoco olvidamos el típico arroz con costra que tanto gusta en la mitad sur de Alicante. Todos son platos nuestros.
Pero hay límites. El chorizo, los guisantes o la cazuela de barro, no forman parte de la paella valenciana. Y bien, si el caso de la paella indigna, más indigna el acuerdo de la Unión Europea con Sudáfrica por el cual se permitirá la comercialización de cítricos, de naranjas, de aquel país, en la zona euro. Una estocada de muerte para el campo valenciano según las asociaciones de agricultores. El acuerdo, que recuerda a otros muchos que afectan ya al campo valenciano, fue tomado con el voto a favor de eurodiputados de PP, de ex UPyD y la abstención de varios socialistas.
Una estocada de muerte para el campo valenciano. Estamos desprotegidos ante este tipo de acuerdos, pero si podemos combatirlos con nuestro ejemplo. Consumamos productos de la tierra, productos valencianos. El beneficio es doble, ayudamos al productor valenciano, beneficiamos a la economía local y además protegeremos al medio ambiente también desde un doble punto de vista. Evitaremos el enorme coste ambiental de traer cítricos hasta España, y evitaremos consumir productos que no han pasado exactamente los mismos procesos fitosanitarios que los locales.
Contra quienes únicamente piensan en hacer dinero, conciencia y consumo responsable.