Bravo, doña Gabriela

Un gobierno a la portuguesa con un parlamento a la italiana

No está el horno para bollos, pero tendremos que cocinar un gobierno. Además, la cosa va, parece ser, de emular las recetas de nuestros vecinos latinos. El intento a la desesperada del nuevo abanico de partidos con representación, surgido tras las elecciones del pasado mes, de hallar un gobierno progresista de fuerzas debilitadas o las pretensiones de algunos medios de querer vendernos la burra de un pacto del Parlamento para un macrogobierno de Estado, que unos y otros niegan pretender, es lamentable. Que las elecciones son algo inevitable e, incluso, saludable para nuestra democracia es algo que nadie ya puede negar. Nadie en sus cabales quiere un gobierno a la portuguesa con un parlamento a la italiana.

Claro que la democracia desgasta. Consecutivas campañas inquietantes con desenlaces confusos no invitan a participar. Algunas tuvieron la emoción de los descontentos de desbancar a los históricos, como en la Les Corts Valencianes, y en otras la ilusión de casi llegar a conseguirlo y ni arrimarse, como en el Parlamento andaluz. Una tercera campaña, más las dos autonómicas, catalanas y andaluzas, que ya arrastramos, sería contraproducente para la lucha contra la desafección ciudadana respecto a la partitocracia.

Sin embargo, ante una inminente pérdida de votos, algunos esperan sacar de esta configuración del Parlamento a lo Italia del año 1 d.B.G (después de Beppe Grillo) un gobierno a la portuguesa, de izquierdas y, si puede ser, estable, pero en España, con Podemos y PSOE como socios. Es como querer cocinar un bacalao “made in Oporto” con boquerones de Málaga o quisquilla de Vallecas. Aquí y ahora sería una bomba de relojería. No por su condición de gobierno progresista, que no nos disgusta, sino por la falta de definición de medidas de urgencia a emprender desde los primeros meses de gobierno. Medidas factibles, reales y amoldadas a las verdaderas necesidades de la gente. Si no son capaces de llegar a buen término para llegar a acuerdos de gobierno, dejando las líneas rojas a un lado (o verdes, o azules, o rosas, o amarillas) y pactando en infinidad de cuestiones en las que ambos coinciden, en pro del beneficio de todos… ¿cómo van a emprender un gobierno?

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