Ana María Matute revela el título de su nueva novela, «Demonios familiares»

 

La escritora habló de este nuevo trabajo en Jerez de la Frontera (Cádiz) durante su intervención en el XV congreso de la Fundación Caballero Bonald, dedicado a la literatura de los autores que, como ella, han obtenido el Premio Cervantes, considerado el Nobel de las letras hispanas.

Pese a no quere desvelar nada sobre su nueva novela los asistentes al coloquio sobre su obra que ha mantenido en el congreso han recibido como regalo su primera frase: «Algunas noches el coronel oía llorar a un niño en la oscuridad». Y también una pista: en la casa en la que vive ese coronel, su personaje, no viven niños desde hace mucho tiempo.

Ana María Matute dice que lleva «un poco menos de media» novela y que la escribe «con muchas dificultades» porque padece muchos vértigos con los que es «muy difícil concentrarse».

«Me dicen que es la edad. Si es la edad estoy arreglada», ha ironizado, tras asegurar que por dentro se siente «como cuando tenía 13 o 20 años». «Hay veces que no me acuerdo que no puedo levantarme y echar a correr».

Seguramente le ayuda su profesión porque, según cuenta, «el escritor tiene una cosa que es de niño, tengas la edad que tengas, siempre, cada día, hay un asombro o una decepción, que es una forma de asombrarse pero a lo bajo».

Con vértigos, con audífono, con los surcos que las muchas historias que ha inventado y vivido han dejado en su rostro, Ana María Matute dice sentirse bien, aunque no puede beber los gin-tonics que tanto le han acompañado.

No deja de escribir cada día, salvo cuando sufre los vértigos, y de disfrutar haciéndolo: «En cuanto puedo me pongo a escribir, cuando tengo un libro dentro, como ahora, lo tengo que sacar».

«El libro que estoy escribiendo ahora es muy bonito, es lo único que puedo decir. Bueno, a mí me lo parece, si no, sería idiota por escribirlo. A ver cómo acaba», ha comentado, para añadir que un escritor, como un panadero, siempre sueña con hacer las cosas mejor y, en su caso, «quisiera escribir un libro mucho mejor de todos los que he escrito, siempre se quiere más».

Matute se reencontró con José Manuel Caballero Bonald, Antonio Gamoneda y Jorge Edwards, tres autores que también han sido galardonados con el Premio Cervantes, en un congreso dedicado a ellos y a otros escritores que han merecido este prestigioso reconocimiento y que no han podido asistir.

Sin perder su buen humor, Matute bromeó respecto a la última petición para de que le den también el Premio Nobel: «hombre, como pedir que no quede», apuntó entre risas. Y confesó que a pesar de lo que dicen otros, a ella los premios le hacen «feliz»

«Cuando me dieron el Cervantes, yo gritaba: ‘¡soy feliz, soy feliz!’, y era verdad, no tenía vértigos ni nada», ha recordado para contar después que, cuando el rey Juan Carlos le entregó la medalla, comprobó que era «de oro de verdad».

No ha dejado muy claro si algún día escribirá sus memorias. Cuando le han preguntado si pensaba hacerlo contestó: «sí, pero no». «

Hay una persona que dice que se las cuente y que las escribe, yo le digo que sí, pero luego pienso que no. Mi vida es mía, si yo supiera que a alguien le va a servir de algo, pero no le va a servir de nada, más que para decir qué infeliz es esa mujer».

A juzgar por su imaginación, su sentido del humor y su vitalidad, cuesta creer que alguien pueda llegar a una conclusión así sobre esta mujer a la que le dan pena «los que no leen, porque se pierden una parte muy importante de la vida»

 

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