Claves para reformar tu casa y no morir en el intento

En toda obra de construcción participan (o deberían) un contratista, un equipo técnico y un promotor. La reforma de una vivienda también lo es y por tanto, el llamado cliente, normalmente el propietario, es en realidad el promotor del encargo, y como tal gravitan sobre él responsabilidades y riesgos, en la mayoría de ocasiones desconocidos y que dejan en manos de la eventualidad el llegar sanos y salvos al final de la compleja empresa que supone reformar tu casa.

Contar con el asesoramiento de un técnico cualificado, conocedor de la normativa aplicable nos puede evitar algún que otro disgusto con la Administración, además de aportar criterio en diseño y calidad. No se debe caer en el error de pensar que un técnico que supervisa suple las labores de una empresa contratista (la constructora).

Motivado por la crisis del sector, la figura del Project Manager ha sido la alternativa lógica y casi obligada de técnicos que ven en la gestión de los proveedores la forma de remunerar un conocimiento forjado con sudor y lágrimas en las universidades, y que la feroz competencia y los honorarios por debajo de costes les (nos) ha negado durante los últimos años. Pero volviendo al interés del promotor, es fundamental disponer de un contrato único con un responsable único, a quien poder reclamar en caso de cualquiera de los no poco probables defectos o desajustes que vendrán, durante o después de la obra, de un oficio u otro.

Dosaigues reforma integral

¿Cómo comparar presupuestos? No es lo mismo una casa y una casa, como no es lo mismo un coche y un coche, un viaje y un viaje o una paella y una paella. Disponer de un proyecto previo validado (de unas mediciones precisas en realidad) permite comparar fácilmente las distintas ofertas. Además, se debe exigir un precio cerrado a la empresa constructora para evitar sorpresas desagradables una vez iniciados los trabajos, pues un documento firmado y una obra en marcha pueden convertirse en una auténtico calvario de imprevistos, desembolsos y retrasos. Buena costumbre es también solicitar a la empresa que certifique las especificaciones técnicas de los materiales ofertados, con referencias o modelos concretos, y que se incluyan en el contrato.

En todo documento de encargo se debe exigir al contratista principal una planificación temporal de los trabajos, mediante la cual se comprometa a ejecutar la obra en un plazo concreto, pudiendo incluso solicitar una penalización económica por incumplimiento.

Volviendo a la responsabilidad del promotor, es obligación de éste asegurarse de que la/s empresa/s que ejecutarán los trabajos que él contrata, disponen de los seguros de responsabilidad civil correspondientes, que responderán en caso de accidente o daños generados a terceros.

Por último, y aunque la L.O.E. (Ley de Ordenación de la Edificación) obliga a la empresa constructora a responder frente a daños y defectos derivados de la ejecución durante unos plazos determinados, es recomendable proponer la retención de un porcentaje de los pagos, o bien solicitar algún tipo de garantía o aval, de modo que se asegure la respuesta ágil del servicio postventa, que raramente no se precisa.

Aún así, el éxito no es seguro, pero sí más probable. Y ante una inversión de tal calibre, mejor dormir tranquil@.

POR José Murcia, cofundador de DOSAIGÜES

Ir arriba