“No creo que nadie pueda cocinar mal si lo hace desde el corazón”

 

Ciriaco es bombero pero es un gran “aficionado a la cocina”; desde pequeño correteaba por la horchatería – cervecería familiar en Port Saplaya y ahí comenzó a hacer sus primero pinitos en la hostelería donde ofrecía, como comenta el propio ‘gastrochef’,sus famosos zumos de frutas y cócteles a finales de los años ochenta. Desde entonces poco a poco “y con mucho amor” ha conseguido maridar su pasión con la coctelería con la gastronomía dando lugar a un lugar idílico para los amantes del buen comer y de ganas de “experimentar sensaciones” a través de la comida a orillas del mar Mediterráneo. 

“Me da rabia que no se tenga en cuenta lo propio, lo valenciano. En nuestra región hay maravillosos cocineros, chefs y amantes de la coctelería creativa, como yo, que llevamos mucho tiempo dedicándonos a poner en valor nuestra gastronomía, nuestra materia prima y nuestra pasión por la cocina. El problema viene cuando ni en tu propia ciudad te valoran. El mundo de la cocina es duro pero al mismo tiempo es precioso porque puedes dar placer con tus creaciones” comenta Ciriaco.

Ciriaco es todo amor y en sus platos ello se pone de manifiesto. “No creo que nadie pueda cocinar mal si lo hace desde el corazón” comenta el chef mientras nos sirve un delicioso plato al que admite “haberle dado muchas vueltas” y no es de extrañar ya que todos los platos que salen de su cocina son puro amor: amor por el sabor, amor por el gusto, amor por la materia prima, amor por mantener la esencia de su aroma…¡todo amor!.

“Llegué al mundo de la cocina un poco por casualidad, pese a que a mi familia se ha dedicado toda la vida a la hostelería fue al entrar en el cuerpo de bomberos cuando se despertó en mi esa ‘necesidad’ de experimentar’ y de sacar lo mejor de mi a través de la comida”.

Y todo lo demás fue rodado. Desde hace más tiempo del que le gusta reconocer Ciriaco se ha puesto al mando de los fogones del restaurante familiar que se ha reinventado hasta convertirse en el gastrobar de referencia de Port Saplaya. Hamburguesas, ensaladas, arroces, pescado…nada se le resiste al chef que se inició en “esto de la cocina” cuando un reputado cocinero español le confesó que en la cocina, como en la coctelería donde Ciriaco ya tenía una buena base, “todo se basa en los líquidos”. Y ese fue su lema: líquidos cocinados. 

Durante la degustación que nos prepara Ciriaco hemos podido apreciar las ganas y buen hacer que el cocinero pone en todos sus platos. Como juega con las texturas y conjuga a la perfección el sabor de los alimentos cocinados con los condimentos que utiliza para acompañarlos. “No hay nada dejado a la improvisación, un plato nace con una idea y muere con ella. Por el camino debe de ir en sintonía con el resto de comida que se sirve pero cada plato es una explosión de sabor propia” admite el cocinero.

“El amor es la base de mi trabajo” admite el cocinero.

Y la verdad es que nos queda claro la filosofía de Ciriaco durante la comida “amor, mucho amor”. Amor por lo que hace, amor por sus clientes, amor por la comida que sirve y amor por la gran familia que compone Torres de Ciriaco “sin los que no sería nadie” comenta Ciriaco. «Gracias al esfuerzo y la paciencia de mi familia, y de mi mujer y dos hijas», el cocinero admite tener tiempo para poder seguir investigando en la cocina. Una vez concluida la comida el chef se guarda un as debajo de la manga: un elaborado postre con base de chufa. Delicioso. Y es que, Ciriaco es un coctelero envidiable y todo lo que ‘agitan sus manos’ sabe a gloria.

Un paisaje envidiable, con el mar de fondo, una comida exquisita, un cocinero inigualable y un proyecto, Torres de Ciriaco, que augura nuevos premios y reconocimientos. Un placer poder conocer en primera persona a Ciriaco y disfrutar junto a él “de los placeres de la vida, en forma de suculentos platos”.

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