Objetivo: Ana Pastor

El esperado programa de la periodista Ana Pastor ya está aquí, en la Sexta, para intentar vendernos un poco más de libertad informativa, en este caso sujeta a los números y datos, aunque los únicos válidos serán los de su audiencia ya que si cuando le quiten el paracaídas de “Salvados”, no la consigue difícilmente podrá mostrarnos su capacidad. Ha empezado bien su andadura, share 14,8%.

A simple vista, de lo que se puede ver, el formato no me parece que tiene mucho de innovador, sirva como ejemplo la propia cabecera del programa más parecida a los servicios informativos de la CNN que a un nuevo programa. (Posiblemente será lo que se quisiera transmitir, rigor informativo).

Por otro lado, el grafismo, las cortinillas y los videos tampoco nos aportan grandes cosas ni nos sacarán de dudas, sólo el tratamiento de los contenidos nos pueden dar pistas sobre si el  futuro de este espacio tiene posibilidades de quedarse en la cadena.

Pero comencemos por el decorado “hight tech”, que envuelve la presencia de Ana Pastor,  metacrilatos blancos, suelos luminosos de leds, líneas rectas, cuadriculadas, un aire sobrio, frio a mi entender, distante que le han añadido  ¡¡espejos!!. Peligroso toque que nos acerca a los abigarrados escenarios de Tele 5. Sigo creyendo que es lo que el programa pretende, la frialdad de los números exentos de opinión.

Esa mesa kilométrica blanca e impoluta, el azul frio casi quirúrgico, eliminando cualquier signo calidez, se pierden en una realización y en un suelo semi  estroboscópico alejan al espectador de esperar, a esas horas de la noche, algo que no sea un bombardeo de números y afiladas preguntas. Demasiado para pensar en esa franja horaria

Me da vértigo ver sentada a la pobre Ana en el borde de un alto taburete, mientras la “cámara caliente” no deja de marearnos de arriba abajo, de izquierda a derecha,  hasta que no llega un primer plano de ella o de su invitado, no hay quien descanse. Típica realización donde el “pincha, pincha” está por encima de una planificada producción mas milimetrada y acorde con el resto de los elementos escénicos.

Si a todo esto le añadimos que en los primeros planos de los invitados veo  un espectador con un baile “sambito” de su pierna doblemente reflejada en el espejo, más bien parece una coreografía al estilo Raffaela Carrá, que me pone tan nervioso como el flequillo que llevaba la cantante presentadora italiana.

Me cuesta fijar la atención, en el elegante vestido de Ana Pastor, en su expresividad, sonrisa, en sus potentes primeros planos, y mucho más en seguir el  veloz interrogatorio al que somete incluso a sus colaboradores.

Menos mal que para calmar esa ansiedad que me ha entrado con tanto movimiento, la realización nos ofrece unos videos con el “Smoke and the Waters” de los Deep Purple, o los AC/DC, de música de fondo, debía ser lo más relajante que tenían a mano. ¡¡Viva los 70!!. Explíquenle al editor que queremos seguir siendo fríos y quirúrgicos

Me imagino que será por no pagar derechos de autor o porque el montador es el del Wyoming  (por edad, digo), si además le añadimos los dibujos de transición al más puro estilo Photoshop  en los primeros videos, me traslada definitivamente a otros tiempos. Anacronismo visual y sonoro.

La verdad es que me imaginaba a Ana Pastor moviéndose por el plato enfundada en su elegante y vistoso vestido, acercándose a una panorámica pantalla futurista, quizás con algo de realidad virtual, y con el colofón de las redes sociales, auténtico poder del espectador,  pero la realidad es mucho más cruda, lo mismo que le pasa al programa de Iñaki López, los presupuestos de la Sexta solo están para tirar de vileda.

Me extraña que nadie potencie en Ana Pastor su capacidad para fijar a los espectadores, su perfecta dicción, la fuerza de sus planos cortos. Ella no necesita el “decorado” de un público inexpresivo, ni tan si quiera verse en los espejos, un ahorro que junto con los bocadillos de catering se pudiera invertir en una buena librería musical más adecuada al estilo de programa.

Vayamos con los contenidos y el grafismo, este último pobre, de verdad Ana, prefiero los “pinochos” que tu dedo deslizante por un indicador más parecido a un  videojuego de los 90 en los que se leía “charge oil”, reconoce que sería más pedagógico el personaje del cuento. Aunque si les dejas mano libre a los de la sexta rápidamente ponen caricaturas de Rajoy.

Continuo, el recurso de  la utilización de las cortinillas para cambiar de invitados, no me gusta, son más propias de viejos formatos, que dan todo, menos la idea de transparencia, frescura que quieres transmitir.

Tu presencia en el plató, la personalidad que transmites, te permitirían dar entradas más naturales que los “corta y pego” gráficos, no tienes necesidad de parapetarte con tantos elementos, camina, acércate, muévete, eso esperamos de tu elegancia

Sigo pensando que Ana Pastor es una periodista con rigor, documentada, ágil  con gran facilidad de palabra, una buena comunicadora  que envuelve a gran velocidad los contenidos, dispara sus preguntas como balas, tiene claro sus “objetivos”, pero creo que en su afán periodístico aséptico, trata lo mismo a un invitado que a su propios colaboradores, llegando incluso a intimidarles.

Esa obsesiva búsqueda de la verdad la convierte, a veces,  en un polígrafo con tacones y le hace perder esa frescura natural que tiene en la cara a cara, donde los planos narran las expresiones de sus interlocutores sorprendidos por sus preguntas, ese es su fuerte, algo más intimista, directo al espectador, donde  nos arroyes con tu personalidad, seguro que así nos creeremos mejor los datos.

En resumen muchos temas, muchas cifras para retener un domingo después de acostar a los niños, donde antes sonriamos con el aspecto “tintinero” de Jordi Évole y su picardía, ahora tenemos el quirófano periodístico salpicado por los datos.

Creo sinceramente, que la Sexta se debiera plantear buscar un mejor horario, Ana lo merece y lo vale.

Ahora posiblemente se encuentre encorsetada en este formato de programa que tendrá que definir si apuesta por los contenidos sosegados o por amortizar el decorado.¡¡ Ana libérate!!

@JonKLR

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