Este título “Quiero ir a Silicon Valley. ¡No lo hagas! Planifícate primero”, puede ser familiar. Una vez más, en lo que se refiere a un gran desembolso de capital, debo recomendarte que no lo hagas, o al menos, no lo hagas sin antes tener en cuenta los puntos que analizaremos a lo largo de este artículo.
Hace una semana hablaba sobre mi viaje a Silicon Valley, en el que como ya comenté, tuve la oportunidad de hablar con mucha gente del ecosistema. Siempre procuro hablar con el mayor número de personas posibles, para que me den una visión interna. Emprendedores en fases tempranas hablan de Silicon Valley como un viaje de ida y vuelta, ya que es muy caro y, por tanto, difícilmente soportable cuando cuentas con pocos recursos. Las estancias de estos emprendedores que se encuentran en fases tempranas, suele oscilar entre dos semanas y tres meses.
Entonces ¿Qué motivos impulsan a los emprendedores a ir hasta allí? Existen dos motivaciones principales, la primera tiene que ver con la búsqueda de financiación, y la segunda está relacionada con el desarrollo del negocio. Uno de los mentores de Bbooster hizo este viaje como startup, y de él sacó cierta curva de aprendizaje, que le ayudó a desarrollar el negocio, pero un desembolso de cerca de medio millón de euros, finalmente provocó la decisión de instalarse en Dallas.
Y si estas pensando en ir para buscar financiación, como ya te comenté, ahora mismo Europa es el destino de muchos fondos, ya que aquí se encuentra actualmente la revolución digital, que con anterioridad se vivió en Silicon Valley. Si esto no te convence, debes saber que si bien existen casos en los que inversores de la zona han invertido en empresas extranjeras, esto no es lo normal. Para acceder a esta financiación, en necesario que entres de alguna manera en el círculo “elitista” o “exclusivo” del valle, y lo más fácil para esto, es que incorpores algún nativo en el equipo directivo, alguien de la zona que tenga contactos. Alguien cuyos compañeros de colegio ahora están en los VCs. Para ello te llevará tiempo cultivar relaciones: haz un curso en Stanford, conviértete en Kauffman fellow… Pero es del todo comprensible que esto ocurra así, ya que el inversor al final no invierte en la idea, sino en la startup, y conocer a alguien del equipo ayuda a crear esa confianza que le impulse a invertir.
Si no tienes el capital para un curso en Stanford y estar allí cerca de un año, no te preocupes, siempre hay historias positivas, startups que han pasado por distintas aceleradoras en la ciudad, y que finalmente han encontrado esa ansiada financiación, pero no allí, sino en sus países de origen. Podría decirse que lo que les ha otorgado la aceleradora de Silicon Valley a nivel de financiación, es una credencial que les ayuda a cerrar rondas en su país de origen.
Si lo que buscas es el desarrollo del negocio, Estados Unidos cuenta con oportunidades en distintas regiones, con costes de personal y alojamiento más bajos que Silicon Valley. Si tu startup tiene que ver con el sector media, a lo mejor tu lugar está en Los Angeles, en uno más financiero o de gran corporate, la oportunidad puede estar en la zona de New York; para un sector educativo o sanitario puedes apostar por Boston; pero si eres de un sector más tecnológico o SAAS prueba con Dallas, ahora mismo está despuntando.
Y bueno, al final hay algunas historias que sí son excepción (me reitero, excepciones), pero hay que tener en cuenta cuántos miles de startups y emprendedores van a Silicon Valley y cuántas excepciones se generan. Me comentaban de una startup española que estuvo en Techcrunch Disrupt, Stampery, y al poco de estar allí le invirtió Tim Draper, como Business Angel, pero es un caso entre muchos, y al final, se repite mucho más el patrón de generar relaciones, salirte de tu circulo de confort de españoles, con nativos de Palo Alto y que efectivamente al final cierres ronda porque ya tienes dentro del equipo ese punto de confianza con los inversores.
Artículo de Enrique Penichet (CEO de BBooster)
Fotografía: http://gratisography.com/