Editorial. La sociedad necesita a sus sindicatos regenerados y vivos

Otro 1 de mayo de reivindicación y protesta, este año además con los ecos del 24 de mayo de fondo.

Los visos de recuperación económica que comienzan a asomarse en los datos macroeconómicos siguen distando mucho de la percepción general que los ciudadanos tienen acerca de la realidad socio-laboral en el país.

Las movilizaciones de este primero de mayo, del mismo modo que las de los últimos años, distan mucho de las que otrora representabana una sociedad civil concienciada y alerta. En un clima de absoluto descontento social gestado en plena crisis económica y política, los sindicatos – con el bisindicalismo de CCOO y UGT a la cabeza – se han visto relegados a un segundo plano, apartados por otros movimientos asamblearios con más fuerza y envite.

Esa subordinación de las organizaciones sindicales a colectivos sociales emergentes no se debe a una motivación explícita de la sociedad, sino a la propia descomposición y caducidad del mensaje y la actitud sindical. En primer lugar y momento, con la genuflexión al gobierno Zapatero en el inicio de la crisis. En segundo, con los casos de corrupción que salpican a numerosas secciones sindicales a lo largo de todo el territorio español, con los ERE de Andalucía como referente.

Aún habiendo pasado lo peor de la crisis, la sociedad no puede permitirse prescindir de los agentes sociales más importantes que atesora. Los otroro paladines de la defensa de los derechos de la clase trabajadora deben recuperar sus armas, su actitud y su modelo. Los sindicatos están obligados a dar el paso al frente que en la última década recularon, desvincularse de la clase política y recoger el testigo que movimientos sociales han mantenido vivo y caliente. Además, esa pertinente regeneración pasa por extirpar de su seno el cáncer de la corrupción, antes de que sea demasiado tarde y el arraigo de la misma sea endémico.

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