RTVV no volverá

La futura 9TV tendrá como máximo 200 trabajadores, opción bilingüe y hasta trilingüe, emisiones conjuntas con televisiones de otras comunidades y un gran desarrollo en internet, que permitirá desconexiones locales, la participación del espectador vía redes y la multipantalla.

Será privada, pública o una concesión mixta, pero no tendrá nada que ver con el modelo de RTVV de los últimos años, que ha acabado en un gran desastre. RTVV no volverá aunque ahora la oposición anuncie el milagro si gana las elecciones.

Es un modelo agotado, lastrado por mil vicios y una pésima gestión continuada. El modelo de la radio televisión pública valenciana (como las otras autonómicas españolas) se ha declarado inviable. Incluso las que tienen audiencia (TV3 o Canal Sur) lo consiguen con unos costes que hace imposible su existencia de no mediar intereses políticos. Con o sin dinero, la televisión pública se ha demostrado inviable.

Pero la Comunidad Valenciana tendrá antes de un año su canal regional por una razón sencilla: hay demanda de usuarios y hay oferta comercial. La cuestión es ajustar los dos extremos para no caer en tropelías como las vividas. No se puede hacer una TV para mantener una plantilla o/y un cortejo político por aquello del servicio público.

La industria tecnológica

Las televisiones públicas españolas son las que menos utilizan las TIC de toda Europa, con lo que no pueden alcanzar el valor añadido, la productividad y la rentabilidad de las regionales de Alemania. Y sin ese aprovechamiento industrial una televisión es hoy imposible. Especialmente interesante es el informe de Sergio A. Berumen y Karen Arriaza: «El impacto de la crisis en el uso y aprovechamiento de las TIC en las televisiones regionales públicas en España, Francia, Italia y Reino Unido».

Y la utilización de las TIC exige un replanteamiento de contenidos, personal y emisiones. Creo que Puig, Morera o Marga Sanz no se han detenido en investigar el tema y simplemente hacen política de campanario, aprovechando tácticamente gran torpeza del PP de Alberto Fabra en el cierre de la RTVV.

Pero es que además si la opción es pública deberá tenerse en cuenta que más pronto o más tarde las televisiones públicas españolas van a tener que adaptarse a mecanismos menos costosos y más eficientes que los actuales, procedentes todos del modelo de la transición y del capítulo 8 de la Constitución. Lo público no tiene por qué estar prohibido con la eficacia.

En el magnífico informe de Deloite que estudia los modelos de televisiones públicas en Europa ( ver Análisis comparativo de la TV Regional en Europa) queda claro cómo el nuestro es el modelo más costoso y menos efectivo. Nuestra economía no puede aguantar este modelo de televisiones de campanario. Y por ahora no se vislumbra una capacidad de colaboración en red que abarate costes como ocurre en Alemania, con una estructura federal. Al contrario, está prohibido.

El negocio también existe

La otra alternativa (la más convincente) es la apuesta de una inversión privada. Aunque para ser rentable deberán aplicar los criterios enunciados en los informes citados y en otros productos consecuencia de la utilización de la tecnología.

El 40 por ciento del parque de televisores de la Comunidad Valenciana tienen conexión con internet, aunque sea cierto que se usa poco. De entrada esta disponibilidad técnica genera que se vea más Apple TV que Canal 9. La alternativa privada tendrá en cuenta este hecho y desarrollará un modelo de televisión que incorpore las TIC para mejorar la productividad, la rentabilidad y alcanzar más audiencia.

Esto significa que las emisiones pueden oírse en valenciano, castellano (o inglés) a voluntad del usuario. Y que ver los Moros y Cristianos de Alcoy es cuestión de apretar un botón que te da la emisión a la carta. Y como ya hace la serie Isabel (TVE) los contenidos de la TV valenciana podrán ser utilizados en una clase de un colegio valenciano, simplemente con tener señal de internet. Atender el manido concepto de servicio público de una televisión regional (si es por concesión o explotación) será fácil, barato y con buenos resultados.

Y lo más importante para esa empresa privada. Hay publicidad. De hecho uno de los problemas derivados del cierre de Canal 9 (ya estaba ocurriendo con la caída de la audiencia) es la falta de un soporte regional para un importante número de marcas. Y como las TIC permiten la segmentación de audiencias esas marcas podrán llegar a la audiencia que requieren, asegurando el retorno de la inversión publicidad. Ahora se jugaba con volúmenes y contenidos que no interesaban a las marcas. ¿Para qué quiere Mango anunciarse en la retransmisión de una partida de trinquete o la ofrenda?

El futuro 9TV (o como se llame, sin perder el beneficio de una marca conocida) ya está en marcha, pero que todos vayan asumiendo que no tendrá nada qué ver con la histórica RTVV. Y si alguien se empeña por criterios políticos estará abocado a otra crisis de supervivencia en un par de años. Porque al final siempre cabe una pregunta: ¿En qué prefiere gastarse 209 euros al año un valenciano? ¿En RTVV o en un canal de pago que le de fútbol, buenas películas y series hasta el infinito?

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