El encaje valenciano

De presidentes va la cosa… Ya acuñó Jordi Pujol el termino conceptual que ha llegado a convertirse en “leitmotiv” de la ciencia política ibérica “el encaix de Catalunya en Espanya”. Y últimamente se ha deslizado de manera muy mediática Felipe González con otro novísimo concepto “hemos de interpretar el espacio público compartido”, referido al estado español, vamos…

Pues de esto queremos hablar, huyendo por un momento de las polémicas lingüísticas tan celebradas por estas latitudes y que todo lo degluten. Del peso de los valencianos en el estado, de la presencia de la Comunitat Valenciana en el país. De nuestro encaje en España. Y de lo noqueados que últimamente estamos y se nos percibe a los de esta tierra, con la confianza que volvamos desde aquí a plantear alternativas y liderar procesos que influyan en el resto del territorio y recuperemos así nuestra imagen de pujanza y capacidad.

Sin huir de complicaciones y con la audacia de abrir la caja de Pandora, desde estas orillas deberíamos encabezar la petición de reforma del Título Octavo de nuestra sacrosanta Constitución. Sí, el referido al diseño del estado autonómico y sí, buscando todas las complicidades posibles, ya que por el perpetuo conflicto catalán planteado con el gobierno de turno no se puede tolerar que siempre se nos acalle y se nos obligue a abandonar posiciones y reivindicaciones justas e inaplazables para los ciudadanos de esta tierra. El “ara no toca” ya se ha acabado para los valencianos.

El President Fabra, para fortalecer su discurso político en mayúsculas, debe presentarse ante el resto de España como el mayor adalid del autogobierno, como el máximo defensor del estado autonómico en España. La no sé por qué intocable Carta Magna de 1978, por cierto no votada por la mayoría de los responsables políticos actuales, es la base para poder configurar una nueva y definitiva financiación autonómica, y desde su necesaria reforma, plantear una nueva configuración de voluntades consensuada e identificadora con la actual realidad territorial española.

Ara ja toca… De nuevo el Estado no puede taponar la legítima e histórica reivindicación de nuestra tierra por el miedo ante el constante desafío soberanista catalán. Por ello hemos de dar un paso adelante y volver a lanzar desde la CV discursos que lideren nuestra visión y planteamiento del Estado y su configuración. Empezaremos a recuperar así el peso específico de los valencianos en España, algo tan añorado en los últimos tiempos. Y plantemos la pica en Flandes, la Constitución es anterior y posibilitadora de unos Estatutos de Autonomía que han acabado superándola al desarrollarse en toda su magnitud. Por tanto es necesario y acuciante adecuar una norma de 1978 a la actual realidad territorial española de 2014, y no al revés…

Y hemos de exigir la publicación de las balanzas fiscales desde la CV, verdadera foto fija del desajuste y la contradicción que padecemos en esta tierra y desde hace demasiado. Las que se hicieron públicas en 2008 eran tremendas… Los valencianos aportábamos al Estado 5.645 millones más de lo que recibíamos. Como dice Jesús Civera “éramos y somos pobres pero de amplias solidaridades y sonrisas”. Somos una de las autonomías más solidarias de España y a la vez una de las peor financiadas, llegando casi al expolio… Ya lo indicó Serafín Castellano en este mismo medio “ser solidarios no puede significar ser castigados”.

Ante nuestra eterna y enfermiza falta de cohesión social debemos trabajar para desterrarla. Eso que los invertebrados también pueden vivir, como soflamó Joan Lerma, no es de recibo, ni para nuestro futuro como pueblo ni como ciudadanos libres pero reiteradamente maltratados. Alberto Fabra tiene la oportunidad de conducir todos sus esfuerzos en este sentido, alzando la bandera de la exigencia de una nueva financiación, y por qué no, de la necesaria reforma de la configuración territorial del Estado. Ha llegado el momento de la Comunitat Valenciana.

Un primer paso ha sido el conjurarse con Balears y Murcia para reivindicar el nuevo sistema de financiación autonómico para 2014. De la mano de José Ramón Bauzá y Ramón Luis Valcárcel hemos planteado un tridente ante Madrid, al cual también se ha sumado Alicia Sánchez Camacho, por lo que representa. Y por mucho que el tal Monago se empeñe en desacreditar todo aquello que viene desde el mediterráneo, llegando a la descalificación chusca y populista, que se vaya preparando. Él representa la España caduca e inmovilista, la que vive del subsidio y las peonadas, la que mantenemos entre todos y que no quiere perder sus dádivas. Él sí que es insolidario, ya que quiere seguir siendo un privilegiado. Esa España en blanco y negro, que para mantener su estatus nos desangra al resto. Pues desde las orillas del mare nostrum devolveremos a nuestro país todos sus colores, desde la justicia, la igualdad y las oportunidades para todos.

Lluís Bertomeu
@lluisbertomeu

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