«Cuando Ever hace las cosas bien somos un equipo muy difícil de batir. Por su compromiso y liderazgo es un ejemplo en el campo». Son palabras de Miroslav Djukic tras la exhibición ayer de Ever Banega. El rosarino destapó el tarro de las esencias ante el Inter de Milán para realizar uno de los partidos más completos de los últimos meses.
«Quizás en pretemporada no habíamos ganado a un rival de este nivel, pero esta victoria sirve para seguir creciendo y aprendiendo de los errores de cara al futuro. Quiero agradecer a mis compañeros el premio que me dieron», dijo Banega después de recibir el trofeo al MVP del choque ante el conjunto italiano. Banega cree ciegamente a los conceptos que Djukic trata de implantar: «La idea del míster es muy buena y a nosotros nos gusta. Vamos a trabajar para que le sirva lo que queremos», agregó.
Banega se siente portagonista. Lo fue antes del choque, cuando pudo saludar a sus amigos -pero rivales sobre el césped- Zanetti, Milito, Palacio y Cambiasso, todos ellos argentinos militantes en el conjunto italiano. Horas antes, Banega había recibido la bendición del mismísimo ‘Matador’, Mario Alberto Kempes: «El año pasado ya dio muestras de la categoría que tiene, y este año debe ser el arranque definitivo para su consolidación y que el día de mañana sea un fenómeno como ha habido muchos en el Valencia», afirmó el legendario ’10’ cordobés.
Tras la marcha de Roberto Soldado, el Valencia busca nuevos referentes y el ’10’ de Rosario quiere asumir su papel de líder. Sobre el césped, lo demostró con un partidazo coronado con un gol de bandera. Fuera del terreno de juego, su madurez es cada día más patente en sus palabras: «En los años que llevo en Valencia he tenido el cartel de transferible. Siempre se dice que me ponen en venta. Este verano es el único en que no se habla. Ya soy mayor y ahora tengo la responsabilidad de ayudar a mis compañeros», indicó ayer al diario Las Provincias.