Amadeo Salvo jugó en casa

Fue la estrella de la Asamblea Informativa del Valencia CF de principio a fin, como no podía ser de otra manera y, como por otra parte, casi todo el mundo esperaba. Amadeo Salvo entró a Mestalla consciente de que la gente está con él, algo que reafirmó la atronadora ovación que escuchó la primera vez que asomó la ‘patita’, con la confianza que tiene aquel que sabe que juega en casa.

El presidente del Valencia no había dicho ‘esta boca mía’ desde la convocatoria de la Asamblea, tan sólo reafirmando la validez de la oferta de Peter Lim el pasado viernes en Málaga al micrófono de Gestiona Radio antes de entrar al estadio de La Rosaleda, esperando pacientemente la oportunidad de dirigirse a los accionistas y abonados del Valencia CF.

Silencioso -públicamente, al menos- ante todas las informaciones cruzadas que han aparecido en los medios de comunicación en la última semanas. Su oportunidad llegó este viernes y no desaprovechó ni un minuto de la hora y media que duró el acto para erigirse en el líder y salvador del Valencia CF, el presidente que hará frente a la ‘malvada’ Bankia y devolverá al club la grandeza deportiva y económica.

No necesitó automotivarse demasiado, porque los casi 7.000 valencianistas que acudieron a la Asamblea se encargaron de caldear el ambiente y generar la atmósfera ideal para el discurso de Salvo. El mandatario saludó, mandó besos y sobre todo agradeció todo el cariño y admiración que le profesaron los presentes, especialmente un grupo ubicado en una esquina -en el que había miembros de Curva Nord– que fue el que más ruido hizo en pos del hombre en quien el valencianismo deposita todas sus esperanzas.

Bankia estaba muerta antes de que comenzase el ‘partido’ de este viernes. Amadeo Salvo sabía que actuaba de local y a cada frase suya atizando al banco, KPMG, Generalitat o a quien tocara en ese momento emergía un rugido desde los asientos, mientras el Consejo de Administración contemplaba atónito el espectáculo mediático formado en el estadio de Mestalla.

Gritos nombrando al presidente de la Fundación VCF, Aurelio Martínez, cánticos contra Bankia, Generalitat, KPMG y hasta los medios de comunicación, momentos de tensión con algunos periodistas ubicados en el palco… un clima de crispación contra los ‘enemigos’ del Valencia y de Salvo, aunque por momentos era difícil saber si el mandatario no ha conseguido absorber al club para saciar su hambre de poder y querencia por los baños de masas. La escenografía y simbolismo estuvo cuidada al detalle: el reparto de cartulinas de color verde y rojo, representando los votos a favor o en contra de su propuesta a los aficionados, fueron el guiño teatral definitivo.

Uno así se produjo a su salida de Mestalla, cortando unos segundos el tráfico mientras la afición no deseaba otra cosa que tocar y fotografiarse con su ídolo. Acababa de ganar por goleada un partido que parece que durará mucho más que los 90 minutos que este viernes se disputaron en el coliseo de la Avenida de Suecia.

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