‘Bacalá’ valencianí y demolición desenmascarada

Uno se esfuerza por otorgarles cierta credibilidad, más cegado por la ilusión que otra cosa. Se intenta pensar que todo saldrá bien, que la savia nueva expandirá rápidamente sus raíces para retomar un camino caduco y castigado por la sequía. Insisto, fantasías propias de un incrédulo que todavía no sabe por qué sigue confiando.

Estadio cerrado. Rival avasallado por las numerosas lesiones. Los dos puntas titulares, Sio y Streller, en el dique seco. En defensa, varios de los componentes del once habitual suizo ni estaban en la convocatoria. Ya no decir los futbolistas de talento que han abandonado el club. Y lo mismo será las bajas para el Basilea que para el Valencia. Sensatez.

Nueva ‘bacalá’ valencianí en una derrota incontestable y más que justa que deja tambaleándose el sueño (a mi modo de ver, en el sentido más estricto del término) de la final de Turín. La vuelta es en Mestalla en unos días, pero la actitud, intensidad e incapacidad dan lástima. Ridículo en St. Jakob Park ante un Basilea con un entrenador magnifico, que siempre es fiel a su estilo y deja al rival (prepotente) en evidencia.

No importa perder ante el Getafe, un equipo que llevaba 15 partidos seguidos de Liga sin conocer la victoria. La jornada propicia para encararse con Europa en competición doméstica terminó con un zarpazo propio de los felinos indomables. Y no es que el rival fuera uno de ellos, mas fue el Valencia quien volvió por sus fueros de equipo aspirina. Alcanzo a recordar la situación crítica del Rayo Vallecano, por ejemplo. Paco Jémez en la cuerda floja. Un estilo de juego más cuestionado que nunca. El escenario idóneo para que volviera a pasar la plantilla que vive en una constante evocación de fantasmas pasados. Empeñarse a ganar la Europa League (o pasar de todo, lo que más parece). Cachondeo.

Recapitulemos. Nuevo presidente, y todo lo que ello conlleva. Nueva cara en el banquillo (aunque con rasgos propios a un proyecto que quedó marchito). Jugadores idos y venidos, debilitando en ese proceso, una vez más, un club al borde del infarto. Por si fuera poco, en plena temporada, se destituye a la figura de la nueva era y se plantea una revolución deportiva arriesgada. Tanto zarandeo impide seguir un curso óptimo y lineal de los acontecimientos.

Gracias a Dios la semana pasada dejó una parte dulce. Banqueros, valencianistas de pacotilla, representantes del diablo y maniquíes con dinero del Monopoly no han conseguido echar por tierra 95 años de sentimiento. Arruinados, estafados, cuasi desterrados del hábitat futbolística. El Valencia CF ha sido tratado como un perro. Los ‘arquitectos’ más ‘afamados’ lo asignaban al índice de ruinas abocadas a la demolición.

Siete ‘tipos’ -aunque hace unas horas uno de los grupos se ha retirado de la carrera- han presentado formalmente y por los cauces oficiales sus ofertas de compra por la entidad de Mestalla. Se supone que todas cumplen los parámetros deportivos, sociales y económicos necesarios para tomar el mando del valencianismo. Y eso es de agradecer cuando te dan por muerto (y más viendo la actual plantilla). Siete inversores dispuestos a hacerse con la propiedad del club y mientras, año tras año, la situación era de patadas adelante, que esto se soluciona sólo y el dinero cae del cielo. El juguete no ha dado más de sí. Roto, descuartizado y falto del cariño para volver a ser utilizado. Lo estamos viendo ahora.

Matices. Hay cosas que no cuadran. ¿Por qué los intereses/ofertas de Mario Alvarado y Peter Lim eran desoídos por Bankia y ahora se les incluye en esa terna de candidatos a la compra final? Que sea porque finalmente han presentado la reglamentación necesaria para constatar X ingresos. De lo contrario, ver por ahí un fondo ‘buitre’ a estas alturas dejaría mucho que desear por algunas de las partes.

Lo cierto es que hay que tener agallas. Se viene una limpieza importante de vestuario si todo sale como se espera. Difícil situación aguantarnos, sin ningún aliciente de por medio, durante dos meses más. Y Vinícius ‘viendo’ el otro día al Cruzeiro

 

Alberto Gómez (@Alberto_Gomez9)

 

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