El más listo, el serbio

Es listo el serbio. Muy listo. Ha leído el partido rápido. Con astucia y tacto. «Los míos, los mejores», y a partir de ahí, quien quiera subirse al barco que se suba. Eso de puertas hacia afuera. Pero en su mente el discurso es otro. «Con estos mimbres fabricaré el cesto y ellos deben sentirse importantes. Vamos a recuperar la autoestima y a ganar la batalla a la monotonía».

Y manda mensajes claros: matizados con cariño, pero muy claros. Uno a su estrella, Soldado. «Soy Djukic y te quiero aquí con nosotros. Sintiendo la capitanía y asumiendo tu rol. El ruido externo no me interesa, yo te he dicho cara a cara que para mi eres indiscutible. A partir de ahí tu guerra debe ser con el club. La tuya o la de tus representantes. En mi parcela cuento contigo y, si no es así, tu tienes que decirlo». O algo así.

Su segundo mensaje ha ido dirigido a los porteros. Sutil, inteligente, pero directo. «Yo no voy a rotar en la portería. Tendré un potero titular y uno suplente. El que crea que va a ser suplente que se ponga en marcha». Y sí, se han puesto en marcha. Diego Alves tardó un día en entender el mensaje: ahora sólo falta que lo entiendan los que lo quieren fichar.

Djukic tiene que ser listo al jugar sus cartas. Si pierde a Soldado su proyecto se tambalea y debe amarrarlo. Y lo peor no sería perderlo ahora, lo dramático sería hacerlo el 31 de agosto y quedarte sin tu jugador franquicia. El técnico es habil porque, si no defendiese a los suyos y después tuviese que ‘tragar’ con todos, perdería su mejor aval, el de la confianza.

El serbio es consciente de que el equipo debe reforzarse, pero también es consciente que  para ello hay que vaciar el vestuario y sacar buenos euros, o malos, pero sacarlos con urgencia..

Salvo ha encontrado a alguien que no le va a presionar ni le va a crear problemas, por ahora. Ha fichado  a un entrenador que cumple su gran sueño entrenando al Valencia aunque que tampoco se confié el presidente. Cuando empiecen los bolos y las pruebas Djukic como todos exigira jugadores porque en el fondo se juega su trabajo y su prestigio.

Las dos partes parecen unidas por el objetivo de ser cautos. Sólo falta que la afición sepa leer ese mensaje de calma y tranquilidad. Y eso fácil no es, porque en el fondo el fútbol es un conglomerado de ilusiones y de estados de animo. Y la aficion del Valencia es muy fiel, pero hasta el momento muy ilusionada no esta.

 

Carlos Egea (@cegeavivo)

Periodista TVV

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