Ellos son ‘Marca VCF’

No estuve en Mestalla el sábado. Mi primer día libre en cuatro meses fue empleado, con buen criterio, en acompañar a un buen amigo en su despedida de soltero durante todo el día. El pobre no sabe dónde se mete, así que las ‘penas’, con colegas cerca, lo son menos. Me perdí la victoria ante Olympiacos. Pero lo cierto es que -entre usted y yo- estar ausente del coliseo blanquinegro no me dolió demasiado.

No me hacía falta saber que el Valencia empieza a carburar a un nivel óptimo de cara al debut ante el Málaga. Desde el primer momento, desde el ‘stage’ en Speyer, pude comprobar de primera mano que los jugadores creen en este proyecto. Que creen en Djukic, al contrario de lo que ocurrió con Pellegrino en cuanto las cosas se torcieron. Que se quejaban de que Dejan Illic les metía ‘mucha caña’, en lugar de sorprenderse del poco trabajo realizado como sucedió el verano anterior. Banega, Viera, Javi Fuego, Fede… Si tenemos que quedarnos con algo positivo, es con el hecho de que hay seis o siete futbolistas que llevan rindiendo sistemáticamente a un nivel alto desde la primera semana de julio. Y no tiene pinta de que vayan a bajar su nivel.

Todo eso -y el primer golito de ‘Postiguet’ como valencianista- me lo perdí, y no pasa absolutamente nada. Pero sí que salivé de la envidia cuando, horas después, repasé los mejores momentos de la velada a través de la televisión oficial del club. Allí estaba. La génesis del proyecto GloVal. Algo que siempre pensé, algo que siempre imaginé, algo que siempre desee. Ahí mismo, en la pantalla del ordenador gracias a VCFPlay. Era real. Había pasado.

Cientos de veces me puse en el pellejo de Isidoro, el jefe de seguridad; de ‘Rieta’, el jefe de cocina; de las amabilísimas recepcionistas de las oficinas del club; de Txemanu, de ‘Serreta, de los jardineros, utilleros, entrenadores, limpiadores, oficinistas y demás trabajadores anónimos que, día a día, cuidan y miman al «gigante dormido» al que Djukic hizo referencia en su presentación.

Ellos son ‘Marca VCF’. Ellos son tan importantes como el portero del Alevín A o el lateral del Cadete B. Gente de club que, al fin, pisó Mestalla con sus familiares en la grada, como auténticas estrellas del rock. Era un gesto fácil, sencillo, que a muchos les parecerá insignificante. No para mi. Y desde luego, no para ellos.

Los grandes clubes se construyen, día a día, sobre unos sólidos cimientos de pequeños detalles bien juntos y entrelazados unos con otros. Nunca hasta ahora habíamos visto a todas las categorías inferiores del club, a su filial y a su sección femenina -ellas son la punta de la lanza de la ‘Marca VCF’, y eso que anteriores dirigentes las ningunearon hasta casi robarles la ilusión– juntas sobre el césped de Mestalla. Para todos ellos fue una noche inolvidable, con el habitual colofón de la ovación más estruendosa para Españeta. La administración Salvo ha captado desde el primer momento cuál es el nucleo del sentir de la grada valencianista: Bernardo, un humilde utillero, levanta pasiones y triunfa verano tras verano. Por algo será.

 

Paco Polit (@pacopolit)

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