Estamos en pretemporada…

El proyecto deportivo no acaba de arrancar y eso impacienta y mucho al aficionado. Queremos que el socio de un paso adelante, pero a cambio no le ofrecemos casi nada. Hasta la fecha, sólo una pizquita la llegada de Djukic -¿pero una semana antes no era Valverde el técnico ideal?- ha alegrado a una afición tristona por no jugar la Liga de Campeones. Sin querer ser faltón, Michel y Fuego son -de momento- dos actores secundarios para un equipo grande.

Braulio o no puede o no llega, o no sabe, o no le dejan o qué se yo. Está costando horrores colocar algún jugador. Ni Rami, ni los porteros, ni Viera, ni Valdez, ni… Ni uno: es imposible colocar a nadie y sin dinero fresco no se puede reforzar el equipo. Hasta ahora las medidas tomadas –Albelda, Juan Sánchez, Paco Lopez– han quitado más que aportado, emocionalmente hablando.

Y de nuevo aparece la sombra oscura de Roberto Soldado y sus representantes con ofertas por el ‘nueve’. Soldado está leyendo mal el partido y sus representantes, todavía peor.  Pase lo que pase, nunca será lo mismo. Los tonteos dejan huella en las relaciones, y acaban con muchas de ellas. Luego sera todo invención de los medios, «yo me quiero jubilar en el club de mis amores» y rollos y más rollos.

Pero aquí nadie mueve ficha. Salvo va a vivir un pulso tremendo con los representantes de Soldado, durisimo. Un tira y afloja en el que demostrará si este negocio le viene grande o si tiene todo bajo control. Si el jugador se queda le pedirán un aumento de sueldo importante, si se va sólo la salida de pagar la clausula de 30 millones dejaría en buen lugar al nuevo presidente. No sería bueno dilatar esto hasta el 31 de agosto, porque eso puede marcar y mucho la temporada del Valencia.

Hasta la fecha, mucho ruido y pocas nueces. Si además a esto unimos que un rival cercano, el Villarreal, te ‘levanta’ jugadores, la paciencia puede agotarse. Aunque yo sea de los que piensa que el Valencia no debe saltarse ni un renglón de su hoja de ruta. El problema es que muchos empiezan a pensar que la hoja de ruta se ha perdido o traspapelado.

 

Carlos Egea (@cegeavivo)

Periodista

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