La guerra de Soldado

Ahora, la afición de Mestalla suspira desde la distancia cuando Jordi Alba desborda como un cohete por la banda izquierda, Raúl Albiol despliega su contrastada capacidad en la retaguardia, por no entrar en las emociones que provocan los alardes técnicos de Silva, Mata, e incluso, el cosquilleo que despierta todavía el olfato goleador de Villa. Lo que pudo haber sido y no fue, el gran equipo que se rompió e hizo añicos muchos sueños. Pero esa es otra historia, la del Valencia imposible, el equipo que se destruye a sí mismo desde dentro.

La de Soldado es la historia del delantero que no baja la guardia, el que nunca se rinde. Su relato nos describe la capacidad de superación de un delantero que ha sabido situarse en el primer plano gracias a su juego y sus goles, pero también a la corrección de ciertas actitudes que no le beneficiaban. El ariete valenciano ha sabido sobreponerse a golpes bajos como su exclusión de la convocatoria de la última Eurocopa y ha ofrecido argumentos para ser tenido en cuenta de nuevo por Vicente del Bosque.

Se ha esforzado por mejorar, y esa actitud positiva se ha visto compensada tanto con su inclusión en el grupo que busca la conquista de la Copa Confederaciones, como con su presencia en el once de verdad. Soldado se ha erigido en la principal referencia ofensiva de España y no ha sido por su índice realizador, sino más bien  por su integración en el esquema de la campeona del Mundo y de Europa, su plena integración en una filosofía de concebir el fútbol que exige absoluta atención y constante movilidad.

En este torneo hemos descubierto un Soldado más jugador y menos delantero; intérprete de acciones meteóricas para las que se precisa una enorme intuición y una rapidez mental fuera de lo común. Esa es la mejor versión de un delantero que demanda el fútbol de hoy en día, la que permite con desmarques y paredes a un toque abrir espacios y desmontar sistemas defensivos a ultranza. Esta novedosa labor del delantero valencianista ha permitido descubrir una nueva dimensión, la del jugador más completo, menos limitado.

Soldado ha roto la imagen del rematador-goleador a la que nos tenía acostumbrados en Mestalla. En los campos brasileños se ha acreditado como un futbolista de prestaciones superiores. Esta interesante metamorfosis alcanza mayor valor que el número de goles logrados ó que el porcentaje de remates realizados. Soldado juega de otra manera. Esa es la diferencia y la gran noticia.

 

Paco Lloret

Periodista

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