La insoportable necedad del ‘seis’

Reconozco que fue uno de esos libros que terminas más por amor propio que por el puro placer que te proporciona leerlos, pero ciertas frases de “La insoportable levedad del ser” me venían  al pelo argumentalmente para enlazar la historia.

Escribía Kundera algo así como que “Los amores son como los imperios, que cuando desaparece la idea sobre la cual han sido construidos, perecen ellos también”, frase que si extrapolamos al sentimiento valencianista nos posiciona en un pasado no muy lejano en el que el imperio estaba construido sobre unos pilares tan fuertes que era imposible pensar que cualquier pequeña grieta pudiera acabar convirtiéndose en la “pantaná de Tous” en la que estamos sumidos hoy día. Pero mira por donde, esos pilares basados en la identidad y el sentimiento, han ido resquebrajándose poco a poco por la golfería de unos, el afán de protagonismo de otros, la torpeza de muchos, los políticos de turno. y el silencio cómplice de todos los demás que componemos esta familia otrora llamada Valencia C.F.

Hoy tenía el propósito de escribir sólo de fútbol, hace tiempo que tenía ganas de hacerlo, pero se ve que mi neurona diablilla e inconformista no quiere perder su protagonismo y acaba imponiéndose a la pobre santurrona y futbolera que, de tanto aburrirse en su rol de secundaria, ya ni protesta ni nada.

Y, entre otras cosas, quería escribir de fútbol para que quedase constancia que no tengo ni idea. Sí, sí, reconozco que cada día sé menos de este deporte porque si supiera algo seguro que tarde o temprano acabaría encontrándole un sentido a lo que llevo viendo y observando hace tiempo, pero como no es así…. Si no les he aburrido ya y siguen leyendo, comprenderán el porqué de mi afirmación.

1.- La planificación deportiva del VCF es un desastre.

Y no me queda otra que apuntar a mi querido “amigo” Braulio Vázquez, valorado por todos como un personaje trabajador, abnegado, complaciente, fraternal, sumiso, de ducha diaria y, seguro, ejemplar padre de familia. Este señor, en época de vacas muy flacas, ha dispuesto en los últimos años de cerca de 70 millones de euros para darle una identidad al equipo cosa que, independientemente del acierto o fracaso en los jugadores adquiridos, es evidente que no ha conseguido.

– Una plantilla descompensada y desequilibrada que nadie sabe si está confeccionada para tener la posesión del balón o para defender y salir en velocidad.
– Una plantilla en la que los laterales juegan de centrales, los interiores de laterales, los delanteros de interiores y todos acaban siendo mediapunta.
– Una plantilla en la que los que “juegan en” son titulares indiscutibles, y los que “son del” tienen que demostrar para ser considerados.
– Una plantilla sin referentes ni ídolos e incapaz de conectar con la grada.
– Una plantilla con jugadores que no llegan al nivel mínimo exigido para vestir la camiseta del murciélago (El proyecto GloVal no puede pasar porque Delgado o Tendillo sean el cuarto central, sino por impedir que Víctor Ruíz pueda ser el tercero).

Una plantilla, en definitiva, sin apego a los colores (reconociendo que la generalización conlleva ser injusto con muchos) y que necesita una reconversión absoluta, tanto en efectivos, como en valor humano, con el agravante que la situación económica seguirá provocando la depreciación de la misma, más aún si los pocos recursos se ponen en manos de profesionales ineficaces.

Y sí, yo culpabilizo al gestor de grupo, que no puede ser otro que la mayor autoridad del club en la parcela deportiva (curioso que un club de fútbol tenga consejeros “de referencia contrastada” en todas las áreas menos en la deportiva.. sí, curioso, muy curioso). Un ejecutivo cuyos emolumentos son el justiprecio del cargo que ostenta pero que, a nivel práctico, hace labores de chico de los recados mileurista escondido siempre detrás de su Presidente o su entrenador cuando hay que tomar una decisión estratégica o dar la cara en temas comprometidos.

2.-  5 + 6 son 12

Este es un tema que cabría en el apartado anterior, responsabilizando también al mencionado personaje, pero en el que quería explayarme para abundar en mi convencimiento de que no sé nada de esto… Además, soy consciente que voy a hacer muchos “amigos”, cosa que mis editores celebrarán.

No tengo nada en contra de Javi Fuego, que me parece un jugador interesante en una plantilla, buen chaval y ejemplo de que en la vida, si tienes claro el objetivo y te lo curras con honestidad, acabas alcanzándolo; pero sí mucho en contra de lo que representa su perfil de jugador. El VCF lleva tanto tiempo y está tan obcecado en encontrar un sustituto de Albelda, que no se ha dado cuenta que ese tipo de jugador ha quedado obsoleto en la élite de equipos que aspiran a metas importantes. Hoy día ese tercer defensa central camuflado unos metros más adelante cuyo cometido es ¿equilibrar? (es decir, intentar cortar el balón, darla a los que saben y desinhibirse del juego hasta que vuelva a tocar hacer lo mismo) ha quedado relegado a los equipos medianos y pequeños que no tienen la obligación de dominar los partidos.

Es inasumible que un equipo que ha de tener el control y el dominio territorial en el 80% de los partidos, renuncie a un jugador de su línea de creación cuando está en posesión del balón. La guerra del fútbol moderno se gana creando superioridad en la salida del balón y ahí se necesitan futbolistas y no especialistas. Me rebela pensar que el mediocentro defensivo de toda la vida sea, no un recurso para según qué escenarios de partidos, sino el referente destacado semana tras semana y figura inamovible en las alineaciones tipo (y aquí rompo una lanza por el chaval que está haciendo lo que le mandan con buena nota)

Y está el gallego tan atorado buscando un sustituto de Albelda, que no acaba de darse cuenta que el error histórico desde hace años es el no buscar sustituto de Ayala. Si quiero que el 6 no sea un especialista y pueda hacer otras cosas, necesito un 5 capaz de asumir parte del trabajo sucio que hace el séis: adelantar la línea, achicar los espacios, salir al corte en vertical y no en lateral, anticiparse en tres cuartos, ayudar en la salida del balón…. Quiero un 5 que haga superioridad con mi 6, de la misma manera que Mussachio la hace con Bruno, Godín con Mario Suárez, John Terry con Ramires o Boateng con Thiago.

Este perfil de jugadores, hacen que 5 + 6 sean 12, y que un equipo pueda romper líneas en superioridad (evidentemente con el apoyo solidario y armónico del resto del equipo). Y no hablo de calidad individual, sino de concepto, de filosofía de juego. Para que quede claro, hoy día Pipo Baraja sería mi David Albelda.

3.- El cocinero

Creo que Djukic tenía tantas ganas de ser entrenador del VCF (este sí que no es sospechoso de no “ser del”) que fue incapaz de aceptar sin rechistar todo lo que le iban poniendo encima de la mesa aún sabiendo que con esos mimbres no podía hacer los cestos que él pretendía. Es absolutamente humano y comprensible, pero el tiempo pasa y da la sensación de estar todavía haciendo las probaturas propias de pretemporada. Los jugadores entran y salen del once sin criterio racional, el juego no evoluciona y, lo que es peor, no se ven indicadores de que desde el banquillo haya capacidad de encontrar una solución.

Por muy bien que caiga, por mucho que sea “uno de los nuestros” (siempre lo serás, Djuka), la paella  le sale más irreconocible que a Love of Lesbian, con el arroz pegado y absolutamente soso… cosa que tampoco sería grave si el objetivo fuese hacer macarrones.

Decía también Kundera que “la coquetería es como una promesa de coito sin ninguna garantía, y que hacer el amor produce placer pero no siempre da consuelo”… y sí, vuelvo a estar de acuerdo con el bueno de Milan y me viene la imagen de ese Mestalla recién tuneado y de los fieles abonados que no dejan de creerse la palabrería (a veces honesta, pero siempre palabrería) del ungido de turno para acudir a su cita quincenal con ganas de festival y se encuentran sin coito, sin placer y, sobre todo, sin consuelo.

Como siga todo por estos derroteros sociales y deportivo (y no veo indicios de que vayan a cambiar a mejor, sino todo lo contrario), me imagino pronto a mi amigo el escultista cantando en el palco como el Maestro Goñi:

“Dime que vas a seguir por siempre a mi lado

Aunque veas a diario como se me va el azul

Ahora que ya descubriste que el caballo blanco era alquilado

Ahora que compruebas que yo destiño también”

Pues no, por lo menos por mi parte va a ser que no. Este club necesita algo más que pintura de los chinos de ésa que se quita con la uña por muy azul que sea. Lo superfluo siempre es bienvenido y se le reconocen y agradecen las intenciones, pero aquí lo que se necesitan son soluciones y no parece tenerlas… Pero bueno, hoy sólo quería escribir de fútbol.

 

Santi Fernández (@santifernandezg)

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