‘Maracanazo’ de Brasil al orgullo del campeón del mundo

La cura de humildad fue total y absoluta. El público, el ambiente, el rival, todo estaba en su justo lugar. España entró a Maracaná confiada en sus posibilidades tras doblegar a Italia en semifinales… y se marchó con una goleada y una ‘tocada de cara’ sobre la que se escribirán ríos de tinta. ¿Fin de ciclo? Empecemos por el principio…

Los jugadores de la ‘Roja’ se vieron superados, a las primeras de cambio, por un ciclón amarillo de jugadores con hambre, intensidad y ninguna duda en sus mentes. Apenas dos minutos bastaron para que dicho arranque de furia tuviese reflejo en el marcador: en una jugada de chiste, absolutamente irrisoria, Fred aprovechó el desajuste defensivo y la pasividad de Arbeloa y Casillas para obtener el premio a su tesón.

El desconcierto en los minutos iniciales fue total. ¿Cómo era posible? Los jugadores brasileños se multiplicaban, la presión en línea de tres cuartos era asfixiante, Xavi no aparecía por ningún lado y el desgaste en la banda de Arbeloa era constante. Una y otra vez, Brasil aprovechaba las limitaciones del lateral madridista para hacer daño por ese costado. Neymar se ‘hinchó’, como diría aquel. En ataque, la inoperancia de Torres para tan siquiera aguantar la pelota unos segundos propiciaba los robos y contragolpes rápidos. España estaba siendo sometida con una facilidad pasmosa.

Y, sin embargo, había partido. Casillas tuvo dos acciones individuales de portero grande, lo que no le evitó llevarse una goleada de vuelta al hotel. En la primera mitad, hizo lo que pudo. Imposible en el caso del 2-0, que enardeció Maracaná de una manera absolutamente demencial. Una contra comandada por Neymar acabó de nuevo en pies del nuevo jugador del Barça, que reventó la pelota a la escuadra ante la pasividad de Arbeloa. Un mazazo al filo del descanso. Locura en Brasil. Drama en España.

La segunda mitad, evidentemente, sirvió para que Del Bosque tapase los innumerables agujeros de la nave española. Azpilicueta parcheó el carril derecho y Navas ofreció algo más de profundidad al equipo por ese costado. Pero es complicado remontar un marcador adverso cuando regalas tan fácilmente un gol como el segundo en la cuenta particular de Fred, tras una contra a la velocidad del rayo en la que Neymar volvió a consagrarse como el jugador tocado por la varita mágica durante el torneo. Golpe mortal. El 3-0 no se movería pese al penalti a favor de España cometido sobre Navas. Sergio Ramos -¿por qué lo lanzó el de Camas?- acabó lanzándolo fuera.

El tramo final fue un verdadero suplicio. Del Bosque decidió que quizá España tendría algo más de mordiente con un delantero en ataque, e introdujo a Villa como última variante. Sin embargo, el ‘Guaje’ está lejos del nivel del Mundial 2010, y no consiguió más que refrendar el título de mejor guardameta del torneo de Julio César, quien se lució con dos intervenciones magníficas.

Ante los ‘olés‘ de los aficionados brasileños, el pitido final marcó el final de una pesadilla inenarrable para una selección, la española, acostumbrada a abusar de los rivales con el fútbol como principal argumento. Esta vez tocó padecer con la misma medicina. El ensayo general para el Mundial 2014 demostró que, ante equipos con hambre de gloria, España deberá redoblar esfuerzos y tener algo de autocrítica para prevalecer. Y cambiar a un par de sus piezas más sospechosas, por qué no decirlo.

 

Ficha técnica

3 – Brasil: Julio César; Daniel Alves, David Luiz, Thiago Silva, Marcelo; Luiz Gustavo, Paulinho (Hernanes, m.88), Oscar; Hulk (Jadson, m.73), Neymar y Fred (Jo, m.80).

0 – España: Casillas; Arbeloa (Azpilicueta, m.46), Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets, Xavi; Pedro, Iniesta, Mata (Navas, m.52); y Fernando Torres (Villa, m.59).

Goles

1-0, m.2: Fred. 2-0, m.44: Neymar. 3-0, m.47: Fred.

Árbitro: Björn Kuipers (HOL). Amonestó a Arbeloa (15) y Ramos (27) por España. Expulsó por roja directa a Piqué a los 68 minutos por una falta a Neymar.

Incidencias: final de la Copa Confederaciones disputada en el estadio Maracaná con 73.500 aficionados en las gradas.

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