(91-54) España-Egipto: Ibaka también es faraón

Si el partido contra Irán fue un trámite difícilmente digerible, España se tomó otro respiro ante Egipto (91-54). La Copa del Mundo para los nuestros empieza ante Brasil. No se engañen, lo de hoy solo cuenta para la estadística: los de Orenga pudieron humillar a su rival, pero prefieren ir poco a poco. No necesitan el respeto del baloncesto mundial, ya lo tienen. Exhibirse es de débiles. Y de Ibaka, que dio un recital con 18 puntos en 20 minutos.

La selección salió a la cancha mucho más desenfadada que en su debut. Como diciéndose a sí misma: vamos a dar un poco de espectáculo para darnos una alegría. La victoria no iba a ser suficiente y, a pesar de que el juego tampoco era menos espeso, el ritmo que marcaba Ricky daba de comer a los grandes en la pintura. Que tampoco es mala idea. Egipto bastante hacía con aguantar el chaparrón de los Gasol, que se combinaban con un Rudy esta vez también enchufado en ataque (15-2, min. 6).

En el otro aro los egipcio eran nulos. Tanto que el público de Granada aplaudía por pena cada canasta del rival, que para colmo de males daba a los españoles barra libre desde el tiro libre. Precisamente, lo que más animó a la grada fue el debut mundialista de Ibaka. El congoleño tenía ganas. Lo demostró. Como si de un partido de cadetes contra alevines se tratase, la diferencia física entre el congoleño y cualquiera que osara enfrentarse a él era abismal y se encargó de hacerlo pagar caro (26-10, min. 10).

Reyes también «debutó» al inicio del segundo cuarto. Aquello no se podía considerar ni entrenamiento y las pulsaciones de España se desplomaron. Solo los chispazos del congoleño hacían sonreir al respetable y el experimento Rodríguez-Calderón-Llull no acabó de funcionar del todo. Ni el Chacho veía el camino, ni el resto el acierto (30-15, min. 14). La entrada de Claver y Abrines igualó al menos las ganas de jugadores como Elgammal, tan descarado como irregular (42-24, min. 20).

Por si había alguna duda, Ricky Rubio desató su repertorio de asistencias mágicas para terminar de ‘desenganchar’ a los egipcios. Un parcial de 11-0 al contragolpe. (53-24, min. 23) Contar con la plantilla al completo también permitió una rotación mucho más equilibrada. Nadie debía superar los 20 minutos en cancha. Orenga fue especialmente precavido con Pau, que ya se había excedido con 29 minutos ante Irán.

Todo era Ibaka. Cada día, cada minuto y cada segundo que pasa es mejor. Serge se llevó la ovación de la noche (71-49, min. 36). No era para menos. El punto negativo seguía siendo el acierto desde la línea del triple (un mediocre  y maquillado 25% con 7 anotados de 26 intentados). España continúa sin multiplicar por tres. Tampoco puede ser todo en esta vida. Ya llegará más adelante. Contra Brasil, por ejemplo. ¿Del resto de partido? Claver y Abrines culminaron el espectáculo (91-54, min. 40).

(AVANCE)

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